La presidenta de Perú, Dina Boluarte, ha salido a la defensiva este lunes negando las acusaciones de haber dejado de ejercer sus funciones debido a una operación de nariz que se realizó en 2023 para corregir una «rinitis crónica». Con 62 años de edad, Boluarte se enfrenta a al menos cuatro procesos en la Fiscalía por presunta omisión de responsabilidades al no informar a su gabinete ni al Congreso sobre su cirugía.
En un discurso público en Lima, Boluarte afirmó que su responsabilidad como presidenta es continuar trabajando sin interrupciones, incluso durante su hospitalización en junio para corregir un tabique desviado que le causaba problemas respiratorios. La mandataria explicó que, a pesar de los síntomas, nunca dejó de cumplir con sus deberes y mantenerse activa en su rol.
La Fiscalía abrió una investigación el 5 de diciembre luego de que el exjefe de gabinete, Alberto Otárola, revelara ante el Congreso que Boluarte había sido sometida a una operación, desatando especulaciones sobre la naturaleza de la misma. La ley peruana establece que los jefes de Estado deben informar al Congreso sobre cualquier problema de salud que pueda afectar su capacidad para gobernar, y en caso de incapacidad temporal, deben delegar sus funciones.
Boluarte asumió la presidencia el 7 de diciembre de 2022, tras la destitución y arresto del entonces mandatario Pedro Castillo, quien intentó disolver el Congreso. Además de la controversia por su cirugía, la presidenta está siendo investigada por la muerte de 50 civiles durante las protestas posteriores a su asunción, así como por no declarar relojes de lujo en su declaración de bienes, conocido como «Rolexgate».
A pesar de las acusaciones, Boluarte no puede ser llevada a juicio hasta que concluya su mandato en julio de 2026, según la Constitución peruana. La presidenta se mantiene en su posición y continúa ejerciendo sus funciones a pesar de las investigaciones en su contra.