En un inesperado giro de los acontecimientos, el presidente estadounidense, Donald Trump, decidió dirigir su primer enfrentamiento con América Latina hacia Colombia. A pesar de que se esperaba que Venezuela fuera el objetivo primordial de las sanciones o medidas de presión por parte de Washington, la sorpresa llegó el domingo con el anuncio del cierre del servicio de visas de Estados Unidos en Colombia y la revocación del visado para personal político y administrativo colombiano en respuesta a la decisión del presidente Gustavo Petro de bloquear el aterrizaje de migrantes deportados exigiendo mejores condiciones.
Esta situación, que estuvo al borde de desencadenar una crisis diplomática, se resolvió temporalmente gracias a las gestiones diplomáticas. Sin embargo, una de las amenazas más contundentes de Trump fue la imposición de un arancel del 25 por ciento a los productos colombianos en EE UU, lo cual representaría un golpe significativo para la economía del país sudamericano.
Expertos como el politólogo venezolano Daniel Árias advierten sobre las posibles consecuencias económicas devastadoras que podría traer un enfrentamiento prolongado entre los gobiernos de Petro y Trump, tomando como ejemplo las sanciones impuestas a Venezuela. A pesar de la decisión de Estados Unidos de no aplicar sanciones en este momento, Nicolás Maduro aprovechó la situación para insertarse en el conflicto y ofrecer su apoyo a Petro.
La estrecha relación entre Petro y Maduro ha despertado alertas sobre la implicación de Venezuela en conflictos fronterizos con Colombia, como el ocurrido en el Catatumbo. La propuesta de un control binacional en la frontera entre ambos países ha generado tensiones, especialmente después de la reunión entre los ministros de Defensa de Colombia y Venezuela, en la que se discutió la posibilidad de operaciones conjuntas que podrían implicar a militares de ambos países.
El director ejecutivo del Centro de Ideas para una Sociedad Libre y Segura, Joseph M. Humire, plantea que estas operaciones binacionales podrían ser un paso significativo en la política de Petro, quien busca fortalecer la soberanía de la frontera con Venezuela. La postura firme de Estados Unidos, representada por el secretario de Estado Marco Rubio, advierte sobre posibles consecuencias severas en caso de un distanciamiento entre Colombia y Estados Unidos.
En medio de estas tensiones, la alianza entre Cuba, Nicaragua y Venezuela podría fortalecerse en la reunión de la Celac, donde Petro asumirá la presidencia. Esta situación plantea un escenario en el que Maduro podría consolidar su posición en el poder ante la postura dura de la Casa Blanca y el resurgimiento de movimientos antiimperialistas en la región.
En conclusión, la crisis entre Colombia y Estados Unidos representa una oportunidad para Maduro de fortalecer sus lazos con Petro y otros aliados en la región, mientras que Colombia se ve obligada a equilibrar su relación con Washington para evitar consecuencias negativas en su economía y seguridad nacional.