Las relaciones diplomáticas entre Chile y Venezuela se encuentran suspendidas, luego de que el gobierno de Nicolás Maduro decidiera cerrar los dos consulados de Chile en el país. Esta medida afecta a aproximadamente 12.000 chilenos residentes en Venezuela y también repercute en la situación de los venezolanos en territorio chileno.
La decisión fue comunicada a Cancillería el miércoles, pero se hizo pública recién el viernes por la mañana. Según el canciller Alberto Van Klaveren, se tomó la determinación luego de evaluar las implicancias y evitar afectar inmediatamente la prestación de servicios consulares. En este momento, el estado de las relaciones entre Venezuela y Chile se encuentra en suspensión, un estatus que existe en la práctica diplomática.
A pesar de la versión chilena, el canciller venezolano, Yván Gil, afirmó el viernes pasado que Venezuela ha mantenido cortadas las relaciones con Chile desde agosto de 2024. Esta situación se da en medio de una nueva polémica surgida tras la revelación de nuevos antecedentes respecto al crimen del ex teniente Ronald Ojeda, donde un testigo señaló al ministro del Interior de Venezuela, Diosdado Cabello, como responsable del secuestro y asesinato.
Esta suspensión de relaciones dificulta la atención a los connacionales en Venezuela, aleja la posibilidad de expulsar a venezolanos que cometan delitos y deja a Venezuela en una posición más cómoda para colaborar en investigaciones policiales. Analistas políticos y expertos en relaciones internacionales han analizado las implicancias de la decisión del régimen de Maduro.
José Noguera, analista internacional de la Universidad de Santiago, considera que el gobierno de Maduro busca demostrar una fuerza que en realidad no posee a través de medidas diplomáticas extremas. Eric Latorre, director de Magíster de Gobierno y Dirección Pública de la Universidad Autónoma, cree que la decisión de Venezuela formaliza una situación que implicaba el rompimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países.
Guillermo Holzmann, analista internacional de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, destaca que esta suspensión unilateral por parte de Venezuela le permite negar toda colaboración en investigaciones judiciales y actos administrativos relacionados con la regularización de inmigrantes. Además, señala que esta medida forma parte de una estrategia de Venezuela para neutralizar a países que podrían presionarlos.
En cuanto a las opciones de Chile, Holzmann menciona que mientras se mantenga la decisión de no romper relaciones, los canales diplomáticos seguirán abiertos. En caso de problemas consulares, Chile puede solicitar a otra embajada que se encargue de los temas consulares. Sin embargo, esta opción podría provocar una reacción de Venezuela contra el país que brinde apoyo a Chile, utilizando su soberanía de manera cuestionable.