El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha propuesto convertir la base naval de Guantánamo, ubicada en Cuba, en un extenso centro de detención para migrantes ilegales. Este lugar ha sido utilizado para albergar migrantes interceptados en el mar y desde 2002 ha sido el sitio de confinamiento de presuntos terroristas capturados después de los ataques del 11 de septiembre de 2001.
La decisión de habilitar las instalaciones de Guantánamo para albergar a 30.000 migrantes fue tomada por el mandatario estadounidense esta semana. Trump argumenta que algunos de estos migrantes son considerados demasiado peligrosos para ser retenidos por sus países de origen, lo que justifica su reubicación en esta base.
Según un informe publicado por la Fundación Heritage sobre Seguridad Fronteriza, se destaca el papel crucial que pueden desempeñar las instalaciones militares estadounidenses en el manejo de los flujos de migrantes retornados. El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas cuenta con un presupuesto para 41.500 camas, una cifra que deberá aumentar significativamente para cumplir con el plan de Trump, que se considera la mayor operación de deportación masiva de la historia.
Guantánamo, establecida en 1903 en un área de 117 km2 en el extremo este de Cuba, ha sido testigo de la detención de decenas de miles de cubanos y haitianos en la década de 1990. Posteriormente, durante la administración de George W. Bush, se convirtió en un centro de detención para prisioneros catalogados como «combatientes enemigos», muchos de los cuales aún permanecen allí.
En cuanto a las condiciones en esta prisión migratoria, informes indican que los migrantes carecen de condiciones mínimas de salubridad e higiene, viviendo en entornos con moho, aguas residuales y escasez de agua potable, lo que ha generado preocupaciones sobre su bienestar.
Organizaciones de derechos humanos, como Human Rights Watch, han expresado su preocupación por el uso de Guantánamo como centro de detención, argumentando que la detención prolongada e indefinida, sin supervisión adecuada, puede constituir una violación de los derechos humanos y equipararse a la tortura.
Ante estas medidas, se espera que se presenten recursos legales para impugnar la legalidad de la detención en Guantánamo, argumentando la falta de acceso al debido proceso y la detención prolongada sin audiencia. Además, se plantea la posibilidad de que esta política afecte de manera desproporcionada a los inmigrantes latinoamericanos, lo que podría considerarse como una violación de la Constitución estadounidense.
En resumen, la propuesta de Trump de utilizar Guantánamo como centro de detención para migrantes ilegales ha generado preocupación entre organizaciones de derechos humanos y activistas que temen por las condiciones de detención y la falta de garantías legales para los migrantes en este sitio.