La presencia de plantas en el jardín es un placer para muchos, pero es importante conocer aquellas que pueden tener efectos negativos en la salud. Una de esas plantas es la flor de leche, también conocida como «alstonia academicis». A pesar de sus propiedades medicinales beneficiosas, esta planta aromática puede desencadenar reacciones alérgicas si no se maneja con precaución. Por lo tanto, es recomendable identificar y eliminar esta planta si es necesario para evitar cualquier malestar.
La flor de leche es un árbol de gran tamaño que puede alcanzar entre 15 y 30 metros de altura. Su tronco recto y su savia blanca le dan su nombre característico. Sin embargo, a pesar de su uso en la medicina oriental por sus propiedades curativas, es importante tener en cuenta su potencial para causar alergias debido al polen que produce. Las hojas largas y ovaladas, junto con las flores con un aroma fuerte, pueden desencadenar molestias, especialmente en personas sensibles o con problemas respiratorios.
El polen y los pelos de la flor de leche, al dispersarse por el viento, pueden provocar reacciones alérgicas en quienes los inhalan. Estas reacciones suelen afectar a personas con afecciones respiratorias como rinitis o sinusitis. Los síntomas de la alergia pueden incluir picazón, erupciones cutáneas y dolores de cabeza, especialmente durante la floración máxima de la planta. Por lo tanto, se recomienda eliminarla del jardín para prevenir posibles problemas de salud.
A pesar de su potencial alergénico, la flor de leche ha sido utilizada en la medicina tradicional, especialmente en la oriental, para tratar una variedad de enfermedades. Desde problemas menstruales hasta enfermedades graves como la malaria, la corteza de esta planta ha sido valorada por sus propiedades curativas. Sin embargo, es fundamental tener precaución al utilizarla debido a sus posibles efectos secundarios.