En Denver, la capital de Colorado, padres migrantes están experimentando un profundo temor al enviar a sus hijos a la escuela debido a las redadas masivas recientes. El distrito escolar de la zona ha iniciado una batalla legal contra el gobierno de Trump para evitar la presencia de agentes migratorios en las aulas.
Pedro y María, un matrimonio colombiano, dejaron de llevar a sus hijos a la escuela en Aurora, al este de Denver, desde el 5 de febrero. Se encontraron con calles bloqueadas, agentes armados en su vecindario y una atmósfera de miedo que les impidió acceder a la escuela.
La redada del 5 de abril en Aurora, donde se arrestaron aproximadamente 100 presuntos miembros de la pandilla transnacional Tren de Aragua, ha intensificado la sensación de vulnerabilidad entre los inmigrantes, incluso aquellos con residencia legal.
El miedo a las redadas no solo afecta la movilidad de los migrantes, sino que también tiene profundas repercusiones en su salud mental, emocional y financiera. La incertidumbre generada por estas acciones gubernamentales ha llevado a muchos padres a temer la separación de sus familias.
En un intento por proteger a los estudiantes de la ansiedad y el miedo provocados por las redadas, las Escuelas Públicas de Denver (DPS) han presentado una demanda contra el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) para evitar la presencia de agentes de inmigración dentro y fuera de los centros educativos.
El DPS busca garantizar que los estudiantes puedan asistir a clases sin temor, ya que la incertidumbre está afectando la asistencia escolar y, por ende, la financiación de los distritos. Medidas similares se han implementado en las Escuelas Públicas de Aurora (APS) para mejorar la seguridad y la comunicación con los padres.
A pesar de estos esfuerzos, el ausentismo en algunas escuelas del área metropolitana de Denver ha alcanzado el 80%, lo que podría comprometer los fondos escolares si los alumnos no completan los exámenes estatales. La incertidumbre y el miedo persisten entre los migrantes, pero muchos como Pedro y María siguen aferrándose a la esperanza de un futuro mejor.
El Instituto de Políticas Migratorias (MPI) informa que uno de cada tres estudiantes latinos en Estados Unidos experimenta ansiedad o depresión debido al temor a las redadas. Esta situación no solo afecta el bienestar emocional de los menores, sino también su rendimiento académico.
En medio de este clima de incertidumbre y miedo, es fundamental que las autoridades y las instituciones educativas trabajen juntas para garantizar un entorno seguro y acogedor para todos los estudiantes, independientemente de su estatus migratorio. La protección de la educación y el bienestar de los niños debe ser una prioridad en cualquier comunidad.