El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, presentó este viernes un multimillonario plan de obras públicas con el que el Gobierno pretende situar al Estado como promotor de la actividad económica e impulsar el crecimiento junto con el sector privado.
El Nuevo Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC), que toma su nombre de un plan de obras públicas implementado a partir de 2007, en el segundo mandato de Lula, prevé inversiones por 60.000 millones de reales (12.500 millones de dólares) hasta 2026.
“Serán inversiones en obras que permitirán que la rueda gigante de la economía vuelva a girar” y que el país “crezca de una manera correcta, reduciendo las desigualdades” mediante un “nuevo círculo virtuoso” de empleo y aumento real del salario, declaró Lula.
El líder progresista subrayó el carácter sustentable de las obras que serán incluidas en ese plan de inversiones, porque “el planeta no aguanta más la presión ambiental” y “ya no hay cómo pensar en una forma de generación de riqueza que no sea verde y sustentable”, dijo.
En ese marco, advirtió de que el Gobierno será “extremadamente riguroso” al momento de otorgar las licencias medioambientales para cada proyecto incluido ese programa.
Lula pidió al sector privado que “no tenga miedo”, porque este plan no implica que Brasil tendrá un “Estado empresario”, pero sí un “Estado inductor de la economía”, que promoverá “un amplio debate para saber dónde y cómo” invertir.
“Tenemos que entender que ni el Estado no sabe nada, ni la iniciativa privada lo sabe todo”, y que cuando ocurren “grandes crisis, el que salva siempre es el Estado”, declaró.
El plan de obras públicas fue anunciado con toda la pompa, en un acto celebrado en el histórico Teatro Municipal de Río de Janeiro en presencia de un millar de invitados, entre los que se incluyeron políticos, grandes empresarios y todos los ministros del Gobierno.
Ha sido dividido en nueve grandes ejes, que abarcan las áreas definidas como inclusión digital, salud, educación, infraestructura, ciudades sustentables, agua, transporte, transición energética e industria de defensa.
El capítulo de infraestructura contempla la construcción y mejora de carreteras, ferrocarriles, puertos, aeropuertos e hidrovías a lo largo y ancho del país, mediante proyectos que serán ejecutados bajo el modelo de sociedades público-privadas y que también prevén concesiones al sector privado, tanto nacional como extranjero.
Un programa abierto a nuevos proyectos sustentables
El ministro de la Presidencia, Rui Costa, dijo que el plan “está abierto” a la incorporación de nuevos proyectos, que se analizarán en función de su “impacto sobre el empleo y el crecimiento” y su potencial para contribuir a “la descarbonización de la economía”.
En su momento, el PAC permitió mantener unas tasas de crecimiento anual en torno al 4% y reducir el desempleo al 5%, algo que el Gobierno pretende repetir en este tercer mandato de Lula, en el que la tasa de paro se sitúa en el 9%, que representa unas 10 millones de personas.
Según los cálculos oficiales, las obras del nuevo PAC deberán generar cerca de un millón de empleos anuales hasta 2026.
La intención del Gobierno es recuperar el papel del Estado como “inductor” de las actividades económicas, con la obra pública como promotora de empleo “de calidad” y con salarios “dignos”, a fin de impulsar el crecimiento y el desarrollo.
Según datos oficiales, la inversión pública en Brasil ha caído en forma sostenida desde 2014 y llegó a mínimos en 2021, durante la gestión del ultraderechista Jair Bolsonaro, cuando fue de 2.100 millones de reales (hoy 437 millones de dólares).
EFE