Unos 2.500 migrantes llegan cada día a Panamá en su viaje hacia Norteamérica tras cruzar la inhóspita jungla del Darién, la frontera con Colombia, lo que evidencia “una subida extrema” del flujo de estos viajeros irregulares, alertó este viernes el ministro panameño de Seguridad, Juan Pino.
Hay una “subida extrema de la migración, éxodo masivo en aumento (…) están entrando más de 2.500 personas” migrantes por día a Panamá, la puerta de entrada a Centroamérica desde el sur del continente, afirmó Pino, durante un recorrido por los campamentos y estaciones de recepción migratoria instalados en la provincia panameña de Darién.
En las estaciones de recepción migratoria, donde hay presencia de una docena de organismos internacionales, las autoridades de Panamá toman los datos biométricos de los viajeros y les ofrecen servicios de salud y alimentación, en una operación única en el continente.
En lo que va de este 2023, han llegado a Panamá por la jungla 294.182 migrantes irregulares, una cifra inédita, de acuerdo con datos del Servicio Nacional de Migración (SNM). En todo 2022 cruzaron la selva 248.284 personas migrantes y en el 2021 fueron 133.726.
Entre los viajeros se encuentran venezolanos, ecuatorianos, colombianos y haitianos, aunque hay nacionales de más de medio centenar de países. Este agosto, con 42.424 migrantes entrando por el Darién, “hay un repunte muy grande en comparación con otros meses”, dijo Pino.
“Darién no es una ruta”
Para Panamá, un país de tránsito al que le “toca atender” el flujo migratorio, “ahora la migración se ha convertido en un problema de seguridad nacional por lo que trae ese transitar de personas que vienen con otro tipo de motivos y acciones”.
Es por ello que las autoridades lanzaron hace casi cinco meses la llamada Campaña Escudo en el oriente del país, que incluye a Darién, “para contrarrestar el flagelo criminal que se aprovecha de estas personas migrantes para robarles, ultrajarlas”, dijo Pino.
“El crimen organizado está detrás de todo” este tráfico de personas, “les mienten” diciéndoles que la selva es una ruta transitable, cuando se trata de una jungla que es parque nacional, agregó.
“Darién no es una ruta. No expongan sus vidas”, dijo el ministro dirigiéndose a los migrantes. “Hay que cambiar la forma de pensar de las personas, llegar a su corazón y mente”, agregó.