El fin de semana estuvo lleno de partidos importantes, pero hubo dos noticias relacionadas con jugadores venezolanos que no recibieron la atención que merecían. Yangel Herrera, quien se ha destacado como mediocentro en el Girona, anotó un gol crucial para vencer al Celta de Vigo. Fue un momento reservado para aquellos inesperados héroes que resuelven las cosas cuando su equipo más lo necesita.
Herrera, considerado uno de los mejores mediocampistas en el fútbol español, ha estado cerca de alcanzar las grandes ligas, pero a los 25 años todavía tiene tiempo para captar la atención de los grandes clubes de fútbol.
Por otro lado, desde México llegó un video grabado por Fernando Aristeguieta, en el que se despedía del fútbol. Una lesión cruel le impidió continuar su carrera recientemente, y a los 31 años ha tomado la difícil decisión de retirarse, a pesar de tener mucho que ofrecer a los campos de América.
En su despedida, “Colorao” expresa su agradecimiento a todos, especialmente a su familia, por su apoyo incondicional. No se siente resentido ni amargado, ya que considera que se están abriendo nuevas oportunidades para él. Además de su talento en el fútbol, es un intelectual cultivado, buen lector y escritor de un libro de cuentos. Ya ha completado un curso de entrenador y pronto lo veremos en el mundo de la dirección técnica.
Desde sus días de preescolar hasta la secundaria, estudió en el colegio San Ignacio de Loyola. Sin embargo, su pasión siempre fue el fútbol. Aunque también le gustaban otros deportes como el tenis y el béisbol (es aficionado de los Tiburones de La Guaira), el balón fue su obsesión en la vida.
Recuerdo haberlo visto, a través de una transmisión radial en la que participaba, anotar su primer gol profesional con el Caracas contra Trujillanos en Valera, cuando tenía solo 17 años. Poco después, fichó por el Nantes, donde comenzó a construir su reputación como un delantero talentoso, hasta que finalmente llegó al América de Cali.
En México, vivió tiempos de éxitos y goles en equipos como Morelia, Mazatlán y Puebla, y se ganó el amor y el respeto de la afición. Además, tuvo el honor de ser el capitán de la selección nacional de Venezuela. Sin embargo, ahora ha llegado el momento que ningún atleta desea enfrentar, pero así es la vida, como dice la Biblia: hay un tiempo para reír y un tiempo para llorar.
Colorao, en silencio, también llorará, pero solo y en privado, como dice la canción de Serrat, “cuando nadie nos ve”.
Nos encontraremos por ahí.