A principios de noviembre, Ucrania fue víctima del mayor ataque ruso del año, con 120 lugares bombardeados en tan solo 24 horas. Sin embargo, la atención del mundo se centraba en Gaza, donde el grupo militante radical Hamás e Israel estaban en guerra desde el 7 de octubre. Esta situación representa uno de los mayores temores de Ucrania desde la invasión rusa en febrero de 2022: la disminución del apoyo de la comunidad internacional. Sin respaldo militar y financiero, el gobierno de Kyiv tendría pocas posibilidades de resistir al ejército ruso y mantener sus defensas aéreas, cruciales para la protección de su territorio.
Mientras tanto, en Ucrania, el presidente Volodymyr Zelensky y los altos mandos militares intentan advertir al mundo sobre las consecuencias de una victoria rusa en su territorio. El comandante en jefe de las fuerzas ucranianas, Valery Zaluzhny, señaló que la guerra está en un “punto muerto”, ya que ninguna de las partes puede lograr avances significativos. A pesar de los cinco meses de contraofensiva ucraniana, solo se logró avanzar 17 kilómetros, mientras que Rusia controla alrededor del 17,5% del territorio ucraniano. Los combates se intensificaron recientemente en la ciudad de Avdíivka, con ambos bandos sufriendo grandes pérdidas y pocos avances.
Zaluzhny hizo un llamado a los socios de Ucrania para que proporcionen armas más precisas y equipos para repeler el fuego de artillería y destruir minas. Las armas suministradas por Estados Unidos, como los lanzacohetes HIMRAS, han sido de gran ayuda para Ucrania en su enfrentamiento con el ejército ruso.
Según el Ministerio de Defensa de Reino Unido, las bajas de Rusia en Avdíivka podrían ser las peores en 2023. Se estima que Rusia ha sufrido varias miles de bajas desde principios de octubre y ha perdido alrededor de 200 vehículos blindados durante el asalto a la ciudad. Sin embargo, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, insiste en que la guerra no está en un punto muerto y que las tropas rusas continuarán avanzando.
En cuanto a la ayuda de Estados Unidos a Ucrania, el nuevo presidente del Congreso, Mike Johnson, está revisando la velocidad y facilidad con la que se proporciona armamento y apoyo financiero. Johnson priorizó la ayuda para Israel y comentó que era necesario que la Casa Blanca rindiera cuentas sobre el dinero destinado a Ucrania. Sin embargo, el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, negó cualquier presión para negociar con Rusia y pidió el apoyo continuo de Estados Unidos, Europa y Asia.
Además, Ucrania enfrenta el aumento de los ataques rusos a infraestructuras clave para los civiles, como el suministro de energía y las rutas de transporte. Las defensas aéreas ucranianas tienen dificultades para brindar protección efectiva debido a la creciente ofensiva rusa. La ONU ha confirmado que más del 40% de la población ucraniana necesita asistencia humanitaria debido a los ataques rusos, y más de 9,900 civiles han muerto como resultado de la guerra.
En resumen, Ucrania se enfrenta a grandes desafíos en su guerra contra Rusia. A pesar de los esfuerzos de su ejército, la situación está en un punto muerto y el apoyo de la comunidad internacional es crucial para su resistencia. La ayuda militar y financiera de Estados Unidos y otros aliados se ha vuelto aún más importante, ya que el conflicto en Gaza ha llevado a una revisión de cómo se distribuirán los recursos. La situación se vuelve aún más crítica a medida que los ataques rusos a infraestructuras civiles aumentan y se necesita asistencia humanitaria urgente.
Con información de efectococuyo.com