La caravana migrante más numerosa del año se ha desintegrado en el estado de Chiapas después de más de 10 días de recorrido desde la frontera sur de México. Irineo Mujica Arzate, director de la organización Pueblos Sin Fronteras, explicó que aproximadamente 500 migrantes, en su mayoría familias, aceptaron los ofrecimientos del Instituto Nacional de Migración (INM), mientras que otros decidieron continuar su viaje por su cuenta hacia otros municipios.
A pesar de la dispersión del grupo, la mayoría de los migrantes expresaron su determinación de llegar a Estados Unidos, incluso si eso significa hacerlo por su cuenta. Aunque están agotados y sufren de llagas en los pies, enfermedades y dolores musculares, siguen adelante con su intento de cruzar la frontera.
La caravana, que llegó a contar con 8.000 migrantes, partió desde Tapachula, en la frontera sur de México, y logró resistir y avanzar durante más de 10 días, a diferencia de otras caravanas anteriores que se desintegraban rápidamente. Sin embargo, su avance se vio obstaculizado por la negativa del INM a entregarles las Fórmulas Migratorias Múltiples (FMM) que les permitirían seguir su camino hacia el norte del país.
Marcos Vivence, un migrante hondureño, caminó más de 100 kilómetros desde Tapachula hasta Mapastepec, pero muchos de sus compañeros se quedaron sin agua, comida y medicinas. Vivence lamentó la situación y expresó que si les hubieran otorgado un permiso, no estarían en esa situación.
El grupo de migrantes que sigue en camino planea descansar en el municipio de Mapastepec y luego dirigirse a Pijijiapan. La situación en la frontera sur refleja un flujo migratorio sin precedentes, según la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), con hasta 16.000 migrantes llegando diariamente a las fronteras de México, según el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Con información de Efecto Cocuyo