El chavismo disidente del municipio carabobeño explica por qué ha dejado de creer en el “socialismo” venezolano. El desencanto popular se impone a las amenazas. Zenaida Contreras, jefa de uno de los consejos comunales del municipio Carlos Arvelo, se sienta en el porche de su casa mientras reflexiona sobre su desencanto con el chavismo. En este municipio del estado Carabobo, que respaldó fielmente al chavismo en las últimas elecciones presidenciales, el apoyo incondicional parece haberse agotado.
Zenaida recuerda el desvío de recursos aprobados para la construcción de un llenadero de gas en su sector, Tinajas, lo cual la llevó a perder la fe en el chavismo. “Ese proyecto lo hicimos nosotros, los chavistas que estábamos allí nos sentimos engañados y muy decepcionados”, afirma. Esta desilusión ha calado profundamente en el municipio, donde el respaldo al chavismo ha disminuido significativamente en los últimos años.
En las últimas elecciones presidenciales, en 2018, Nicolás Maduro obtuvo menos votos que en elecciones anteriores, a pesar de la crisis humanitaria que sufre el país. El municipio Carlos Arvelo, que solía ser un bastión chavista, ha perdido gran parte de su apoyo al gobierno. Zenaida relata que incluso desde el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) hay miedo a los cambios radicales, especialmente después del éxito de María Corina Machado en las primarias de la oposición. Esto ha afianzado la idea de una fuga de militantes y simpatizantes del chavismo.
En una consulta realizada en el municipio, participaron 8.370 personas, lo que representa el 8,28% del padrón electoral. Esta cifra equivale al 60% de los votos obtenidos por la oposición en las elecciones regionales y municipales de 2021. Zenaida comenta que, desde que se convirtió en una voz crítica, ha sido amenazada y aislada de las reuniones políticas. Sin embargo, estas intimidaciones no tienen mucho impacto en medio del profundo deterioro de la calidad de vida en el municipio.
El abandono de las infraestructuras y servicios básicos es evidente en Carlos Arvelo. El transporte público no funciona, el suministro de gas es irregular, las paradas de autobús están en mal estado y los cortes de luz son frecuentes. La antigua central azucarera y los graneros, que solían ser el motor económico del municipio, están inoperativos. Además, la falta de mantenimiento de las carreteras ha contribuido al colapso de la producción agrícola en la zona.
Grisley González, líder comunitaria del municipio, relata que el desinterés de las autoridades locales la ha alejado aún más del chavismo. La falta de atención a las necesidades básicas de la comunidad, como el suministro de agua y la educación, ha llevado a la autogestión como única salida. La remodelación de un colegio público ha sido prometida pero está paralizada, y la falta de acceso a internet dificulta el aprendizaje en línea para los estudiantes.
En Carlos Arvelo, los programas de ayuda social del chavismo han sido utilizados para asegurar lealtades y votos. Sin embargo, muchos residentes se sienten golpeados por la mediocridad y el abuso de poder. Grisley comenta que han intentado intimidarla y amenazarla con quitarle los beneficios, pero ella ha decidido romper con el miedo impuesto por el chavismo.
Arturo González, quien tiró su carnet del PSUV hace seis años, relata su experiencia al no encontrar atención médica para su hijo en los centros de salud del municipio. El sistema de salud en Carlos Arvelo es deficiente y no garantiza el acceso a medicamentos ni a personal médico especializado. Como resultado, muchas personas han cambiado de acera política en los últimos años.
El concejal José Castillo, el único opositor en la cámara municipal, ha pedido una investigación sobre la ejecución del presupuesto municipal debido a las graves carencias en el municipio. Sin embargo, sus solicitudes han sido negadas. Existe preocupación entre la dirigencia chavista, aunque no lo admitan abiertamente.
En resumen, el desencanto y la decepción con el chavismo han llevado a muchos residentes del municipio Carlos Arvelo a abandonar su apoyo al gobierno. El abandono de las infraestructuras y servicios básicos, junto con la falta de atención a las necesidades de la comunidad, ha generado un profundo deterioro en la calidad de vida de los habitantes. El miedo y la intimidación ya no son suficientes para mantener la lealtad al chavismo, ya que la realidad cotidiana demuestra que el “socialismo” venezolano ha fallado en cumplir sus promesas.