El presidente Nayib Bukele se autoproclamó como ganador de las elecciones presidenciales en El Salvador el pasado 4 de febrero, a pesar de que aún no se han anunciado los resultados oficiales por parte del Tribunal Supremo Electoral. Este hecho marca el fin de una era política dominada por dos partidos: el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), quienes se han alternado en el poder durante los últimos seis períodos presidenciales desde 1989.
Aunque los resultados oficiales aún no se han dado a conocer, la amplia victoria de Bukele en las elecciones confirma el cambio político que se ha producido en el país centroamericano. Este nuevo periodo presidencial le permitirá a Bukele profundizar los cambios que ha iniciado durante su primer mandato, a pesar de que la Constitución del país no contempla la reelección inmediata.
La sentencia de la Sala de lo Constitucional en 2021 permitió la participación de Bukele en la reelección si renunciaba a su cargo seis meses antes del próximo periodo. Sin embargo, esta decisión ha sido criticada por la sociedad civil salvadoreña y por abogados constitucionalistas, ya que la Constitución prohíbe la reelección.
Los expertos consultados coinciden en que el triunfo de Bukele demuestra su amplio respaldo popular, pero también señalan los desafíos que enfrentará en su nuevo periodo presidencial. Amara Lopes, internacionalista venezolana, destaca las tendencias autoritarias y las violaciones a los derechos humanos que han ocurrido durante su gestión. Además, resalta la importancia de la organización de la sociedad civil para el futuro del país.
Iván Rojas Álvarez, otro internacionalista venezolano, analiza los retos económicos que enfrentará Bukele en su segundo mandato. También destaca la importancia de que exista una oposición efectiva para crear contrapesos al poder del presidente. Rojas Álvarez advierte sobre los riesgos de concentrar el poder en un solo partido y en una sola persona, y señala la necesidad de evitar la corrupción que ha llevado al rechazo de las instituciones y los partidos políticos anteriores.
En cuanto a las expectativas para el nuevo periodo de Bukele, Lopes señala que es probable que se profundicen las tendencias observadas hasta ahora, como la concentración de poder y la guerra contra las pandillas. También destaca la posibilidad de que Bukele impulse proyectos de infraestructura para atraer inversiones y mejorar la economía.
En conclusión, la autoproclamación de Bukele como ganador de las elecciones presidenciales marca el inicio de una nueva etapa política en El Salvador. Su amplia victoria le otorga el capital político necesario para continuar con su forma de gobernar, pero también plantea desafíos en términos de derechos humanos, economía y la consolidación de una oposición efectiva. El futuro de El Salvador dependerá de la capacidad de la sociedad civil y las instituciones democráticas para resistir la concentración de poder y defender la institucionalidad.
Con información de efectococuyo.com