La migración es un fenómeno global que requiere políticas integrales y coordinadas, especialmente en un mundo interconectado donde los proyectos nacionales siguen reconfigurándose
Por Elizabeth Bonilla
ARTICULO ORIGINAL LA COSTILLA ROTA
La migración es un fenómeno global que requiere políticas integrales y coordinadas, especialmente en un mundo interconectado donde los proyectos nacionales siguen reconfigurándose. En Chile, la gestión migratoria, que ahora desborda las capacidades institucionales del Estado, no puede ser abordada exclusivamente como un asunto interno, sino que demanda una cooperación regional con otros países latinoamericanos. Una adecuada gestión migratoria impacta la seguridad nacional, contribuye a la reducción del delito, pero también de la pobreza multidimensional y favorece la integración en favor del desarrollo del país. Parte de las aristas problemáticas de una inadecuada gestión migratoria en la región se encuentra entre otras, las mujeres migrantes que, considerando las dimensiones transnacionales del crimen organizado, son ellas, varias veces victimizadas en sus recorridos desde sus países de origen hasta su país de destino.
Chile ha experimentado un notable aumento en los flujos migratorios en las últimas décadas, según datos del INE, para el 2022, la población extranjera supera el millón y medio de personas, siendo aproximadamente el 8% de la población total del país, este incremento plantea desafíos en términos de seguridad nacional y protección de los derechos humanos, especialmente de las mujeres y niños, niñas y adolescentes. Chile es objeto de un cambio de paradigma paso de ser productor de emigrantes a receptor y ese cambio requiere adaptaciones específicas para dar respuestas que ayuden a mitigar el desborde de las capacidades del Estado para atender nuevos ciudadanos.
La ausencia de una política migratoria integral puede exacerbar la vulnerabilidad de una población particularmente expuesta a la explotación laboral y sexual, así como al reclutamiento por parte de redes criminales para actividades ilícitas como el tráfico de drogas y personas. Con relación a las redes delictuales en América Latina, la amenaza a la seguridad nacional tiene un crecimiento exponencial, lo vemos en el incremento de crímenes no registrados antes en el país, y que se asocian a bandas criminales que operan en el continente, crecen y demuestran superioridad en armamento y estrategias sobre los órganos de seguridad estatales.
La gestión efectiva de la migración no puede limitarse a las fronteras, Chile debe trabajar en estrecha colaboración con sus vecinos latinoamericanos para abordar las causas fundamentales de la migración y desarrollar estrategias conjuntas de seguridad y defensa que aborden amenazas transnacionales, por ejemplo, el cruce de información para captura de delincuentes y la desarticulación de operaciones especificas como el robo de celulares o el microtráfico, como lo estima la declaración de Quito sobre Movilidad Humana de los países de la comunidad andina.
Las mujeres migrantes enfrentan desafíos específicos que requieren una atención especial, el informe “Mujeres migrantes en Chile: una mirada a las políticas públicas desde la perspectiva de género” de la CEPAL, muestra que las mujeres migrantes están expuestas a un mayor riesgo de violencia de género, incluida la trata de personas con fines de explotación sexual y laboral.
Por su parte el informe mundial sobre la trata de personas de la Oficina de las Naciones Unidas contra la droga y el delito (UNODC) señala que la trata es una de las actividades delictivas más lucrativas a nivel mundial, con ganancias estimadas en miles de millones de dólares al año. Las mujeres y niñas representan la mayoría de las victimas de trata, siendo explotadas en sectores como la prostitución, la servidumbre doméstica y el trabajo forzado.
La migración, la seguridad y la defensa están intrínsicamente conectadas. Pensar la gestión migratoria basada en la cooperación regional y en un enfoque de género, no solo fortalecerá la seguridad nacional, sino que también protegerá los derechos humanos de todos. Es imperativo que los gobiernos adopten políticas inclusivas y medidas de protección especificas para abordar las vulnerabilidades y enfrentar las amenazas transnacionales de manera integral.
La migración masiva plantea desafíos significativos para la seguridad nacional, si bien, la migración puede enriquecer la diversidad cultural y contribuir al desarrollo económico, también puede ser explotada por actores criminales y representar una amenaza para la estabilidad y seguridad interna, sin embargo, no es posible solapar bajo las implicaciones de los grandes flujos migratorios, dificultades estructurales en la ejecución y diseño de políticas públicas, justificar el aumento de la criminalidad con la migración es una forma de evadir responsabilidades históricas y desordenes institucionales en los países de acogida.