Nicolás Maduro busca aumentar su apoyo popular y ha encontrado una posible fuente en la activación de los preparativos para un congreso histórico bolivariano, popular, chavista y socialista de Venezuela para el siglo XXI, que se llevará a cabo del 4 al 6 de octubre. Este congreso tiene como objetivo revitalizar el orgullo por el legado de Hugo Chávez.
La convocatoria promete reunir a cinco generaciones de chavistas, desde los seguidores originales hasta la juventud del PSUV, con el fin de reconectar con los valores del chavismo y corregir lo que sea necesario para hacer una “revolución dentro de la revolución”, según palabras del propio Maduro.
Este movimiento enfrenta, entre otros desafíos, la tarea de superar las críticas de los chavistas originales disidentes, quienes acompañaron a Chávez pero decidieron no seguir a Maduro. Las críticas de estos exaliados son diversas en intensidad y argumentos.
Inviabilidad de la recuperación económica
Uno de los críticos más destacados es Rafael Ramírez, exministro de Petróleo durante la revolución, quien ha señalado que la recuperación económica no es posible con el actual gobierno. En una entrevista realizada en agosto de este año, Ramírez afirmó que el problema del sector petrolero no es técnico ni económico, sino político, y que reside en Miraflores.
El poder radica en el pueblo
Sergio Sánchez, quien apoyó a Hugo Chávez desde el Fondo Único Social y los ministerios de Comunas e Industrias, sostiene que su desacuerdo con el madurismo se produjo con la imposición de la Constituyente en 2017. Para Sánchez, el gobierno actual ha entrado en una fase pretotalitaria al desconocer la voluntad popular expresada en las elecciones.
Andrés Izarra, exministro de turismo durante la administración de Maduro, ha sido aún más contundente al afirmar que los que están en el gobierno no son chavistas y que este es un gobierno neoliberal que no representa los ideales de Chávez.
Las figuras del madurismo
En medio de las críticas, Nicolás Maduro ha fortalecido su círculo de confianza con figuras como Diosdado Cabello, Jorge Rodríguez y Delcy Rodríguez. Cabello, ministro de Interior, Justicia y Paz, ha sido destacado por su legitimidad y firmeza en el chavismo original.
Jorge Rodríguez, reconocido por su papel en el CNE y como estratega electoral, ha mantenido su relevancia política a pesar de los cuestionamientos a los resultados electorales. Delcy Rodríguez, vicepresidenta ejecutiva, ha enfrentado desafíos económicos y de aislamiento internacional.
Por el momento, Maduro se rodea de su círculo más cercano, con un enfoque aparentemente más radical. El congreso de octubre será crucial para determinar si sus bases respaldan o no su estrategia al reconectarse con los valores del chavismo originario.