La dirigencia opositora en Venezuela ha tenido que adaptarse a una nueva forma de hacer política, abandonando las calles y optando por la virtualidad debido a la persecución que denuncian en su contra, especialmente después de las elecciones presidenciales del 28 de julio, en las que Nicolás Maduro fue declarado ganador, un resultado que la oposición considera fraudulento.
María Corina Machado, líder opositora, se encuentra en la clandestinidad desde el 1 de agosto por temor a su seguridad y libertad, participando de manera encubierta en algunas manifestaciones. Por su parte, Edmundo González Urrutia, abanderado de la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), mayor bloque opositor, solicitó asilo en España el 8 de septiembre, argumentando persecución política y judicial en Venezuela.
Según Juan Pablo Guanipa, estrecho colaborador de ambos líderes opositores, la persecución ha aumentado considerablemente después de las elecciones, obligándolos a resguardarse y limitar su interacción con ciudadanos y otros representantes políticos. Esta situación ha llevado a Guanipa a convertirse en un “dirigente virtual”, utilizando las redes sociales como principal herramienta de comunicación con la población para mantener viva la lucha por el cambio político.
La persecución política en Venezuela ha resultado en la detención de al menos 157 políticos opositores y activistas sociales, muchos de los cuales colaboraban con González Urrutia y Machado, según el Comité de Derechos Humanos de Vente Venezuela. A pesar de los riesgos, Guanipa sigue comprometido con asistir a futuras convocatorias, tomando medidas de seguridad para protegerse.