Abogado Braulio Jatar: queremos impactar vidas en Chile con el caso de agresión a taxista venezolano.
Un acto discriminatorio unió a estas personas. Nunca se habían visto antes. Deivis Agüero, víctima de una agresión verbal y física por motivos de nacionalidad, y su abogado, el venezolano-chileno Braulio Jatar, se encuentran preparados para un encuentro reparatorio, con toda la documentación necesaria. Sin embargo, su agresora, Constanza Ruiz Bastén, no asistió a la reunión a la que fue invitada este jueves, 21 de noviembre.
“Yo lo que estoy promoviendo es fundamentalmente el ejercicio de la justicia restaurativa, donde nosotros lleguemos a un acuerdo, donde ella se comprometa a hacer ciertas cosas y nosotros también a poder recibir de ella sus excusas y poner por escrito algunas condiciones que consideramos pertinentes para resolver el caso”, explicó Jatar en una entrevista con el director de El Pitazo, César Batiz.
La decisión de la víctima venezolana de explorar la vía restaurativa no impide que la investigación penal continúe. Pero, ¿por qué no se dio esta primera reunión? “Ya tenemos el documento listo. Hemos requerido su presencia con un abogado. Luce que no tiene. Y nosotros no aceptamos que no tenga representación legal”, añadió Jatar, del bufete de abogados Migrantes 360º.
La exigencia de que Ruiz Bastén, la agresora de 26 años, cuente con representación legal es fundamental para garantizar un proceso justo y equitativo. Un abogado puede asesorar a la mujer sobre sus derechos y obligaciones, y ayudarla a comprender el impacto de sus acciones en la víctima.
A diferencia del sistema penal tradicional, que se enfoca en el castigo, la justicia restaurativa busca reparar el daño causado y restaurar las relaciones entre las partes involucradas.
El caso que busca marcar un hito
Con 40 años de experiencia profesional, el abogado Braulio Jatar considera que la resolución de este caso, rodeado de atención mediática, puede generar conciencia sobre las consecuencias de la xenofobia emergente contra los venezolanos y ayude a cambiar la percepción de la sociedad chilena sobre la llegada de estos migrantes.
Su cliente tiene razones de sobra para dejar en claro que los estereotipos negativos sobre su nacionalidad son generalizaciones erróneas: “tal como lo vieron ustedes en el video, él es un hombre de buena voluntad, como gran parte de nuestra gente, generoso, humilde”, dijo Jatar sobre Agüero.
Barquisimetano de 56 años, Agüero emigró a Chile en 2019 y, hoy en día, es titular de la Residencia Definitiva, que otorga a un extranjero el permiso para residir en el país austral de manera indefinida y desarrollar cualquier actividad lícita.
Nunca antes había sido víctima de un ataque xenófobo. Su respuesta a la situación de hostilidad y discriminación, con calma y autocontrol, a pesar de las provocaciones, puede crear un espacio para la reflexión y el cambio de actitudes en Chile hacia la creciente migración de venezolanos, insistió en señalar Jatar.
“Fue una conducta estoica, y es la misma impresión que nosotros tuvimos al recibirlo aquí (en el bufete de abogados). Y queremos mantener esta imagen”, prosiguió.
El episodio, que sucedió el 13 de noviembre en Santiago de Chile, hizo a Agüero temer por su vida, ya que Ruiz Bastén llegó a fingir que tenía un arma. Lo hizo después de darle unos golpes en la cara cuando estaba a bordo de su taxi. “Cállate, conchatumare, cállate”, soltó la mujer, de nacionalidad chilena. Luego, lanzó otro insulto: “Váyase a su país a delinquir”.
“Este es un problema que no tiene que ver tanto con Constanza y Deivis, como con esta estigmatización del inmigrante y su criminalización. Este es un problema que viene arrastrándose en todos los países, tú lo sabes bien en Estados Unidos. Y hay gente que, lógicamente, sometido a ese entorno de estigmatización y criminalización, termina pensando que el inmigrante es casi algo distinto a un ser humano”, reflexiona el abogado.
Aunque la agresora dijo que se arrepiente de lo que hizo, la situación escaló con el paso de los días. Tanto es así que el taxista venezolano se vio obligado a solicitar a quienes están detrás de cuentas en redes sociales que eviten cualquier acción que pueda provocar o alentar a otros a cometer actos violentos contra la joven chilena.
—¿Qué se sabe de Constanza Ruiz? Por allí vimos un video que decía que ya estaba acostumbrada a actos como este. ¿Eso es una fake news o es cierto?
Bueno, quienes revelaron esa información son medios chilenos que gozan de toda nuestra credibilidad. (…) Nosotros vamos a incorporar algo, no lo quiero revelar, dentro de nuestra propuesta que apunta hacia eso.
Los medios chilenos se han acercado a lugares de residencia de ella, a lugares de trabajo previos y reportan vecinos, personas que la conocen, que esta conducta no es aislada; por el contrario, hay reclamos en las comunidades con respecto a esta forma de ser de ella, y eso simplemente lo que hace es confirmar que nosotros tenemos que tratar esto de una manera más integral, no diferente. (…) En razón de la confirmación de ese perfil es que queremos buscar una solución que sea, como te dije, integral.
—¿Por qué Agüero temía por su vida?
Te decía que esto no es un tema de Deivis y Constanza, este es un problema de integración de comunidades, y yo pretendo crear conciencia en ambas comunidades sobre las injusticias que se pueden cometer de lado y lado. Por eso pretendemos hacer de esto una marca positiva.
Él teme por su vida lo mismo que ella, y yo estoy seguro que los dos son absolutamente sinceros, porque terminan siendo víctimas también de lo que se llama el fútbol de las barras bravas. Cada uno se pone una camiseta y entonces empieza a exigir justicia contra los fanáticos del otro lado de la cancha. Y nosotros no queremos hacer eso.
Nosotros consideramos que la conducta que él tuvo allí debe mantenerse durante este proceso legal, de tal manera que quede claro quién es la víctima, quién es el victimario y cómo es que la víctima está promoviendo una justicia que sirva para resolver temas pendientes del pasado y que no se repita en el futuro, sabiendo que es simplemente un granito de arena en este esfuerzo.
Hijo del flujo migratorio
Braulio Jatar se considera hijo del flujo migratorio. “Mi abuelo era libanés, mi abuela italiana, mi otro abuelo era de canaria y mi abuela, cubana. Entonces, yo tengo un altísimo respeto a los inmigrantes; los veo como una fuerza laboral a la que hay que darle todas las oportunidades y todos los apoyos, y ese es parte del esfuerzo que hacemos todos los días aquí, en Chile, con los chilenos, con los venezolanos, con los colombianos, con los ecuatorianos, con los peruanos, con quien sea”.
Además de abogado, Jatar es periodista. Fue detenido por el gobierno de Nicolás Maduro en septiembre de 2016, en la isla de Margarita. Fue acusado de legitimación de capitales, aunque su familia y colegas denunciaron que la verdadera razón fue su trabajo al frente del medio digital Reporte Confidencial y la difusión de videos de las protestas ocurridas entonces.
Estuvo en la cárcel nueve meses. Tras gestiones de organismos internacionales y de parlamentarios de Chile, finalmente fue liberado. Se trasladó al país sureño junto a su familia.
—Humberto Prado nos hablaba de un concepto que para nosotros es conocido, que es la prisionalización. Es decir, quien pasa por una cárcel se transforma. ¿Braulio Jatar salió transformado de la cárcel?
Absolutamente. (…) Yo logré ponerle palabras a algo que yo no entendía qué era, y me lo dijo un parlamentario ucraniano: en Ucrania, nosotros en vez de estar sufriendo trastornos postraumáticos, estamos sufriendo un crecimiento postraumático.
Cuando yo me vi en aquellas ratoneras, yo decía si yo no empiezo a hacer algo aquí, me voy a suicidar, porque ese es el peor de los escenarios, aquello es el infierno de Dante. Entonces empecé a escribir, y no he parado de hacerlo. Acabo de terminar un libro que se llama El Efecto Lucifer en tiempos de Pinochet, donde hago un análisis de psicología social sobre aquellos años, y he escrito nueve libros: de inteligencia emocional, de novelas periodísticas sobre la realidad venezolana que yo conozco y he vivido, y entonces yo diría que yo lo que tenía fue un crecimiento postraumático, y gracias a Dios que me dio ese camino para adivinar lo que es un tremendo sufrimiento.
El pitazo