En la calle 101 vereda 18 del sector A de Villa Rosa, los vecinos enfrentan una crisis sanitaria que ya se extiende por dos largos años.
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Las cloacas desbordadas han transformado su día a día en una lucha constante contra la contaminación y los riesgos de salud que esta situación conlleva.
El problema no solo afecta a las viviendas cercanas al colector caído, sino que las aguas residuales se extienden hasta cuatro cuadras más allá, agravando la situación.
Los habitantes de la zona, armados únicamente con escobas, intentan contener el agua podrida que invade sus hogares, un esfuerzo que realizan para proteger a sus familias.
Sin embargo, las consecuencias ya son evidentes: enfermedades comienzan a manifestarse entre los vecinos, como en el caso de un hombre que, en su afán por mantener limpia la zona, ha visto afectada su salud.
Ravisi Méndez, residente del sector, expresó su frustración ante la falta de respuesta por parte de los entes competentes.
Según relata, han acudido en repetidas ocasiones a las instituciones correspondientes en busca de soluciones, pero hasta ahora no han recibido atención ni medidas concretas para resolver el problema.
“Los olores son insoportables y el riesgo de enfermarse es cada vez mayor”, señala Méndez, quien junto a sus vecinos implora ayuda urgente.
La comunidad de Villa Rosa vive entre la desesperación y el abandono, enfrentando no solo un problema de infraestructura, sino una amenaza directa a su salud y bienestar.
Los habitantes hacen un llamado a las autoridades para que tomen cartas en el asunto de manera inmediata.