En un informe reciente, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) reveló que entre 2023 y 2024, más de 400,000 migrantes venezolanos llegaron a Ecuador, de los cuales el 33% eran niños, niñas y adolescentes. Esta cifra alarmante destaca la vulnerabilidad de los menores en la ruta hacia el país andino, donde se enfrentan a diversos tipos de violencia, incluida la trata de personas y la violencia sexual.
José Luis Guerra, oficial de Protección a la Infancia de Unicef en Ecuador, señaló que estos menores son víctimas del crimen organizado, redes de trata y tráfico de personas, así como de robos y asaltos en su travesía migratoria. En respuesta a esta problemática, Unicef, en colaboración con el Fondo de los Estados Unidos para Refugiados y Migrantes (Uscri), ha producido un documental titulado ‘¿Por qué tenemos que pasar por eso? Historias de niñas y niños migrantes en Ecuador’, con el objetivo de concienciar a las autoridades ecuatorianas sobre la importancia de proteger a los menores migrantes.
El documental, que presenta los testimonios de cuatro menores venezolanos que han tenido que emigrar con sus familias a Ecuador, revela situaciones impactantes, como el hecho de que al menos el 30% de los niños, niñas y adolescentes han sido víctimas o conocen casos cercanos de agresiones sexuales en su camino hacia el país andino. Esto refleja la gravedad de los abusos que sufren los menores en las rutas migratorias y la urgencia de abordar esta problemática de manera integral.
Uno de los principales desafíos que enfrentan estos menores migrantes es la falta de protección y apoyo una vez que llegan a Ecuador. El representante de Unicef alertó sobre casos de adolescentes embarazadas que han sido víctimas de abusos sexuales y que enfrentan dificultades para romper el vínculo con sus agresores. Esta situación pone de manifiesto la necesidad de garantizar la seguridad y el bienestar de los menores migrantes en el país.
En medio de esta crisis migratoria, es fundamental que se tomen medidas concretas para proteger a los niños, niñas y adolescentes que han tenido que dejar su país en busca de un futuro mejor. La colaboración entre organizaciones internacionales, gobiernos y la sociedad civil es clave para garantizar que los derechos de los menores migrantes sean respetados y que reciban el apoyo necesario para reconstruir sus vidas en un nuevo entorno.