La selva del Darién, ubicada en la frontera natural entre Panamá y Colombia, ha experimentado una disminución significativa en el tránsito de migrantes hacia Estados Unidos durante el año 2024. Con más de 300.000 cruces registrados hasta la fecha, esta cifra representa una reducción de aproximadamente 200.000 personas en comparación con el récord histórico alcanzado en 2023, cuando alrededor de 520.000 migrantes atravesaron esta zona peligrosa.
El gobierno panameño atribuye esta caída del 40% en el flujo migratorio a una serie de medidas implementadas desde la llegada de José Raúl Mulino a la presidencia el 1 de julio de 2024. Estas medidas incluyen la firma de un acuerdo con Estados Unidos para deportar migrantes y el cierre de caminos no autorizados, con el objetivo de controlar el cruce irregular.
Por su parte, Colombia también ha sentido el impacto de esta reducción en el tránsito migratorio a través de la selva del Darién. Desde el comienzo de la pandemia, el país ha tomado medidas para hacer frente a la crisis humanitaria que afecta su frontera norte. La asistencia humanitaria se ha fortalecido gracias a la colaboración entre el Estado y las organizaciones humanitarias.
A pesar de estas medidas, la región enfrenta una situación crítica. La escasez de servicios básicos, como atención médica, genera preocupaciones alarmantes, especialmente en las comunidades cercanas al Darién. La Cruz Roja advierte que no hay hospitales adecuados para atender a la población migrante y local.
Como respuesta a las restricciones impuestas por Panamá, han surgido nuevas rutas migratorias, como la que atraviesa el archipiélago de San Andrés hacia Nicaragua. Esto ha permitido a los migrantes evitar los peligros asociados con el cruce del Darién.
Con la posibilidad del regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, la situación migratoria en el Darién podría enfrentar nuevos desafíos. Los presidentes Mulino y Trump comparten posturas similares en relación con la migración irregular, lo que podría influir en las políticas futuras. Mientras tanto, Panamá mantiene su postura de que la crisis migratoria en el Darién es un asunto que concierne también a Estados Unidos.