En la última misa del año celebrada en la basílica de San Pedro del Vaticano, el papa Francisco hizo un llamado a la fraternidad como la base de la esperanza del mundo para el Año Nuevo. Durante las vísperas de la Solemnidad de María Santísima Madre de Dios, el Pontífice resaltó que la esperanza de un mundo fraterno no es simplemente un eslogan retórico, sino que tiene una base sólida en la figura de Jesús, mostrada por la Santa Madre de Dios.
El Papa enfatizó que la esperanza de una humanidad fraterna no se trata de una ideología, un sistema económico o el progreso tecnológico, sino del hijo encarnado enviado por el Padre para que todos puedan reconocerse como hijos del Padre y, por lo tanto, hermanos entre sí. Francisco instó a caminar juntos como peregrinos de esperanza por el camino de la fraternidad.
En referencia al Jubileo que se celebrará durante todo 2025 en Roma, el pontífice mencionó que el año pasado fue desafiante para la ciudad. Destacó que la preparación para el Jubileo ha llevado a la realización de obras grandes y pequeñas, en un proceso que refleja la vocación universal de Roma como un lugar de acogida para todos, donde cada individuo pueda reconocerse como hijo de Dios y hermano de los demás.
Tras la misa, el papa Francisco visitó el pesebre expuesto en la plaza de San Pedro y saludó a cientos de fieles presentes en el lugar. La festividad del Jubileo se espera que atraiga a al menos 30 millones de peregrinos en los próximos doce meses, ofreciendo la indulgencia de los pecados a quienes participen en ella. Esta celebración se lleva a cabo cada cuarto de siglo y tiene como objetivo promover la fraternidad y la unidad entre los creyentes.