David se enfrentaba a un desafío nocturno en Washington, caminando sobre la nieve con temperaturas bajo cero, cuando se encontró con una patrulla policial. Al ser venezolano con un Estatus de Protección Temporal (TPS), el oficial le dijo en español: «Disfrútalo mientras lo tengas». Esta prórroga del TPS, que beneficiaba a casi 600,000 venezolanos en Estados Unidos, fue revocada por el gobierno de Trump, dejando a muchos en riesgo de deportación.
Uno de los afectados es David, cuyo TPS expira en abril. Temeroso de regresar a Venezuela, donde huyó de la violencia, ha considerado solicitar asilo en Estados Unidos. A pesar de tener un proceso judicial en curso que lo protege de la deportación, vive con la incertidumbre de su futuro migratorio.
La historia de David se remonta a su peluquería en Venezuela, donde fue amenazado por un grupo criminal local. Tras una serie de eventos traumáticos, emprendió un viaje migratorio lleno de peligros, atravesando Centroamérica y México para llegar a Estados Unidos. Una vez allí, se acogió al TPS para trabajar y mantener a su familia.
La anulación del TPS por parte del gobierno de Trump ha generado temor e incertidumbre en la comunidad venezolana en Estados Unidos, especialmente aquellos que han sido víctimas de la violencia en su país de origen. A pesar de los esfuerzos por establecerse y contribuir al país, muchos se enfrentan a la posibilidad de ser deportados.
La situación se complica para David y su familia, cuyo proceso de refugiados en Estados Unidos se ha visto retrasado desde la llegada de Trump al poder. Mientras tanto, la incertidumbre y el miedo persisten entre aquellos que han buscado en Estados Unidos un refugio seguro para reconstruir sus vidas.