Donald Trump ha iniciado su nuevo mandato en la Casa Blanca de manera contundente y disruptiva, firmando múltiples órdenes ejecutivas desde el primer día de su juramentación. Una de estas órdenes incluye la devolución de migrantes a sus países de origen y el congelamiento de la ayuda exterior que Estados Unidos brinda, medida que durará 90 días mientras se revisan los programas que seguirán recibiendo financiamiento. A pesar de algunos memorandos filtrados que indican excepciones para temas de alimentación y ayuda humanitaria, la información sobre los recortes no es clara ni completa, generando incertidumbre.
Estados Unidos es el mayor donante de ayuda internacional en el mundo, con un gasto de 68 mil millones de dólares en 2023. Aunque América Latina no es el principal destinatario de esta ayuda, representa un ingreso significativo para la región en áreas como derechos humanos, seguridad, educación, migración y desarrollo. La suspensión de la ayuda ha provocado despidos tanto en Estados Unidos como en personal latinoamericano, y organizaciones han recibido notificaciones de cese de financiamiento.
Expertos y afectados señalan que la decisión de suspender la ayuda al desarrollo decretada por Trump es «histórica» y tendrá graves repercusiones en la región. La incertidumbre sobre el alcance de los recortes y las consecuencias a largo plazo ha generado preocupación entre diversos sectores, incluyendo la sociedad civil y organizaciones humanitarias.
La falta de claridad en las excepciones a los recortes y la improvisación en la toma de decisiones han generado incertidumbre sobre el futuro de los programas de ayuda en la región. La revisión de la asistencia exterior ha generado dudas sobre el destino de programas relacionados con temas sensibles como salud femenina, derechos humanos y medio ambiente.
La suspensión de la ayuda internacional tendrá un impacto significativo en la región, especialmente en países como Colombia, Haití y Ecuador que reciben montos importantes de Estados Unidos. La interrupción de programas de desarrollo y asistencia humanitaria podría tener consecuencias graves para la población afectada, así como para la política y la economía local.
En resumen, la paralización de la ayuda al desarrollo decretada por Trump ha generado incertidumbre y preocupación en América Latina, afectando a organizaciones, gobiernos y comunidades que dependen de estos fondos para su desarrollo y bienestar. Los expertos advierten que los recortes tendrán consecuencias humanitarias y económicas a largo plazo, y que será fundamental que otros actores, como la filantropía privada y la Unión Europea, tomen medidas para mitigar el impacto de la suspensión de la ayuda exterior.