Las reformas en Estados Unidos continúan avanzando, con un enfoque particular en la situación de los migrantes. La fiscal general Pam Bondi ha solicitado que se imponga la pena de muerte a aquellos individuos que hayan cometido delitos graves en el país. Esta propuesta surge a raíz de un memorando emitido la semana pasada por las autoridades del Gobierno de Donald Trump.
La posible implementación de esta medida representaría un cambio significativo, especialmente después de que en julio de 2021, el entonces fiscal general Merrick Garland suspendiera las ejecuciones en el país.
La propuesta apunta a instruir a los fiscales a solicitar la pena de muerte en casos de delitos graves con pruebas sólidas, siempre y cuando sean legalmente elegibles para recibir esta condena. El memorando establece que situaciones como el asesinato de un agente de la ley o un delito capital cometido por un extranjero en situación migratoria irregular justificarían la solicitud de la pena de muerte por parte del Departamento de Justicia.
Además, la política incluiría los casos de delitos capitales no relacionados con drogas perpetrados por cárteles, organizaciones criminales transnacionales y extranjeros que ingresen al país de manera ilegal y permanezcan sin estatus legal. Los delitos que podrían conllevar la pena de muerte para los migrantes incluyen asesinato, traición, genocidio o el asesinato o secuestro de un congresista, presidente o juez de la Corte Suprema.
En resumen, la propuesta de aplicar la pena de muerte a migrantes que cometan delitos graves en Estados Unidos ha generado debate y controversia en el ámbito judicial y político del país. Esta medida, de ser implementada, representaría un cambio significativo en la política de ejecuciones en la nación.