Ejecuciones masivas en Siria: cientos de civiles alauitas asesinados por nuevas fuerzas de seguridad
En medio de la peor ola de violencia desde la caída del expresidente Bachar al Asad el pasado 8 de diciembre, las nuevas fuerzas de seguridad de Siria han llevado a cabo ejecuciones masivas en las zonas costeras del país, dejando un saldo de al menos 745 civiles muertos en los últimos tres días, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
El conflicto se desató cuando grupos insurgentes leales a Al Asad atacaron a tropas de la nueva administración en la provincia de Latakia, feudo de la familia Al Asad y de mayoría alauita. Los enfrentamientos se extendieron a otras provincias como Tartús, Hama y Homs, donde más de 1.018 personas perdieron la vida.
La mayoría de las víctimas son civiles de la minoría alauita, a la que pertenece la familia del exmandatario, y según el Observatorio, han sido objeto de "actos de venganza" por parte de las fuerzas gubernamentales. Videos verificados muestran ejecuciones a sangre fría y disparos contra civiles desarmados, lo que ha provocado una condena internacional.
Ante esta situación, la ONG ha instado a la comunidad internacional a tomar medidas urgentes y enviar equipos especializados de investigación para documentar las violaciones de derechos humanos. Asimismo, ha pedido a las autoridades de Damasco que exijan responsabilidades a los responsables de estos crímenes, considerando que la impunidad puede fomentar la repetición de tales actos en el futuro.
Las nuevas fuerzas de seguridad, compuestas en su mayoría por excombatientes de la alianza islamista Hayat Tahrir al Sham, aún no han reconocido explícitamente los actos, pero han anunciado la formación de un comité de emergencia para investigar y llevar a juicio a los responsables de excesos contra la población civil.
El presidente interino de Siria, Ahmed al Sharaa, ha instado a sus fuerzas a abstenerse de cometer actos de venganza y ha ordenado seguir estrictamente las instrucciones de los comandantes militares, con la amenaza de juicio militar para quienes las infrinjan.
En medio de la condena internacional, la Liga Árabe y las iglesias griega ortodoxa, católica melquita y siríaca ortodoxa de Siria han repudiado los ataques contra civiles inocentes. Mientras tanto, países como Egipto y Turquía han llamado a iniciar un proceso político que incluya a todas las comunidades religiosas y étnicas de Siria.
La violencia desatada en Siria plantea un desafío para la estabilidad política y social del país tras la caída de Al Asad, y las medidas tomadas por las nuevas autoridades para investigar y castigar a los responsables de estas ejecuciones sumarias serán clave para evitar el resurgimiento de un conflicto sectario y garantizar la justicia para las víctimas.