Tras la reunión entre los líderes de Guyana, Irfaan Ali, y Venezuela, Nicolás Maduro, en San Vicente y las Granadinas, analistas internacionales concluyeron que Miraflores salió con las manos vacías, mientras que la nación vecina fortaleció su posición. Tanto Maduro como Ali confirmaron estas conclusiones en sus declaraciones posteriores al encuentro, el cual contó con la mediación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), la Comunidad del Caribe (Caricom) y Brasil, entre otros países.
Por un lado, Ali dejó en claro que no retrocederá en cuanto a las licencias petroleras otorgadas para la explotación en el área marítima. Por su parte, Maduro solo insistió en el diálogo para resolver el diferendo. Sin embargo, expertos internacionales afirman que la posición de Guyana de recurrir a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) se mantuvo firme, a pesar de las objeciones de Venezuela. Además, quedó evidente que Maduro nunca tuvo la intención de invadir militarmente el territorio Esequibo, lo que fue considerado como “pura retórica”. Según el internacionalista Iván Rojas, no presentar la contramemoria ante la CIJ no beneficia a nadie.
El primer punto del acuerdo entre Venezuela y Guyana establece que ambas partes se comprometen a no utilizar la fuerza militar para apropiarse del territorio en disputa. Sin embargo, Rojas afirma que una guerra entre ambos países nunca ha sido una posibilidad real, al menos para Maduro, debido al apoyo que Guyana recibe de países como miembros del Caricom, Brasil y Cuba. Por lo tanto, considera que el discurso nacionalista de Maduro fue más para ganar apoyo interno y debilitar a la oposición, sin tener un efecto real en el conflicto fronterizo con Guyana.
Por su parte, el internacionalista Lauren Caballero coincide en que, a pesar de la narrativa de Maduro y su “aparato de propaganda oficial” que intenta presentar la reunión con Ali como una “victoria diplomática” para Venezuela, fue el gobierno guyanés el que logró lo que quería: el compromiso de Miraflores de no invadir militarmente la zona en disputa. Caballero advierte que fue un error de Maduro aceptar que un bloque de países no neutrales en el conflicto, como los del Caricom, lo sentaran con Ali, ya que cedió la posibilidad de usar la fuerza militar sin obtener nada a cambio. En este sentido, señala que Guyana obtuvo una victoria diplomática y mediática.
El acuerdo entre Venezuela y Guyana, según los expertos, es un compromiso y no tiene validez jurídica internacional. Se estableció que el diálogo continuará en Brasil en tres meses, y se aprobó la creación de una comisión conjunta para hacer seguimiento al documento firmado. Además, Venezuela debe presentar su contramemoria ante la CIJ en abril de 2024, por lo que tiene tres meses para decidir si la enviará o no.
En cuanto a las medidas anunciadas por el gobierno de Maduro para cumplir con lo aprobado en el referendo del 3 de diciembre, los expertos señalan que son principalmente simbólicas y no implican la ocupación del territorio Esequibo. Estas medidas incluyen la designación de una autoridad única para la Guayana Esequiba y el uso de un nuevo mapa político del país que incluye la zona en reclamación. Caballero destaca que, al ser Guyana quien administra efectivamente el Esequibo, Venezuela no puede impedir que continúen las licencias petroleras en el área marítima.
En resumen, la reunión entre Maduro y Ali en San Vicente y las Granadinas dejó claro que Guyana fortaleció su posición y obtuvo un compromiso de Venezuela de no invadir militarmente la zona en disputa. Aunque Maduro intentó presentar esto como una victoria diplomática, expertos internacionales consideran que fue un error por parte de Maduro aceptar el encuentro con un bloque de países no neutrales en el conflicto. El acuerdo alcanzado es un compromiso y no tiene validez jurídica internacional. Ahora, Venezuela tiene tres meses para decidir si presentará su contramemoria ante la CIJ. Las medidas anunciadas por el gobierno de Maduro son más simbólicas y no implican la ocupación del territorio Esequibo.