El Papa Francisco realizó una visita a la prisión femenina de Roma este jueves para celebrar la misa del Jueves Santo. Durante la ceremonia, desde su silla de ruedas, el pontífice lavó los pies de doce reclusas, siguiendo la tradición que imita a Jesús con sus discípulos en la Última Cena.
Las doce mujeres, algunas visiblemente emocionadas o llorando, fueron llevadas a una plataforma donde el Papa, con un mandil blanco, pasó frente a ellas para lavar y besar sus pies. Previamente, ofreció una breve homilía centrada en el perdón, destacando que todos tenemos fracasos y una historia, pero el Señor siempre está dispuesto a perdonar.
En sus palabras, el Papa recordó que Jesús lavó los pies de sus discípulos en el Jueves Santo para mostrar que había venido a servir y no a ser servido. Asimismo, hizo hincapié en la importancia de pedir perdón y no cansarse de hacerlo, recordando una reflexión de una anciana sabia que le dijo: “Jesús nunca se cansa de perdonar, somos nosotros quienes nos cansamos de pedir perdón”.
La visita del Papa a la cárcel, la mayor prisión femenina del país, se llevó a cabo en un clima de emoción y agradecimiento por parte de las internas. Francisco continuó así con su tradición de celebrar la misa del Jueves Santo en lugares de sufrimiento en la sociedad moderna, como cárceles, centros de acogida para refugiados, correccionales de menores y residencias de enfermos.
Esta mañana, el Papa abrió los ritos del Triduo Pascual de la Semana Santa en la basílica de San Pedro del Vaticano con la misa crismal, conmemorando la institución del sacramento del orden sacerdotal. A pesar de haber enfrentado problemas de salud en las últimas semanas, el Papa leyó su homilía con normalidad y se espera que presida el Vía Crucis de Viernes Santo en el Coliseo Romano, con meditaciones redactadas por él mismo.
Con información de efectococuyo.com