La represión a físicos rusos en la industria de armas hipersónicas: una ola de detenciones y acusaciones de traición
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, presume del liderazgo mundial en armas hipersónicas, pero detrás de este orgullo se esconde una oscura realidad. En los últimos años, un número significativo de físicos rusos dedicados a esta industria han sido acusados de traición y encarcelados, desatando una ola de represión excesiva que ha conmocionado a grupos de derechos humanos.
Entre los detenidos se encuentran académicos de avanzada edad, como Vladislav Galkin, de 68 años, cuya casa fue allanada por agentes armados en medio de la noche, llevándose consigo documentos científicos. Su esposa, Tatyana, relata la angustia de ocultar la verdad a sus nietos sobre el paradero de su abuelo, mientras la agencia de seguridad rusa, el FSB, le prohíbe hablar sobre el caso.
Escrutinio sobre la tecnología hipersónica
Desde 2015, Rusia ha arrestado a 12 físicos vinculados con la tecnología hipersónica, acusándolos de alta traición. Sin embargo, los juicios se llevan a cabo a puerta cerrada, generando incertidumbre sobre las acusaciones exactas. A pesar de ello, colegas y abogados defensores aseguran que los científicos detenidos no participaron en el desarrollo de armas, sino en investigaciones científicas legítimas.
La tecnología hipersónica, que permite a los misiles viajar a velocidades extremadamente rápidas y cambiar de dirección en pleno vuelo, ha sido utilizada por Rusia en conflictos como el de Ucrania. Sin embargo, informes señalan que las capacidades reales de estos misiles han sido cuestionadas por Kyiv, a pesar de la postura de Moscú.
Los arrestos continuaron a medida que se desarrollaba la tecnología, con casos como el de Dimitri Kolker, detenido mientras recibía tratamiento por cáncer, y cuyo fallecimiento posterior desató la indignación. La comunidad científica rusa se ha unido en protesta, denunciando la represión y el abuso de poder por parte del FSB.
Un patrón de detenciones
Grupos de derechos humanos y expertos ven un patrón preocupante en las detenciones, vinculando los arrestos con motivos políticos y la necesidad de demostrar lealtad al Kremlin. Las acusaciones de traición en un contexto de paranoia y espionaje han generado inestabilidad en la comunidad científica rusa, con efectos devastadores en la investigación y el desarrollo tecnológico del país.
El caso de los físicos detenidos es un recordatorio de los peligros de la politización de la ciencia y la tecnología, así como de las consecuencias que puede tener la instrumentalización de la seguridad nacional en detrimento de la libertad académica y la colaboración científica internacional.
En un escenario de incertidumbre y temor, los científicos rusos continúan luchando por su inocencia y su derecho a investigar y colaborar en un entorno científico libre de represión y persecución.
Con información de efectococuyo.com