Irán celebra este viernes la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, donde se disputan el reformista Masoud Pezeshkian y el ultraconservador Saeed Jalili.
En juego está también la participación después de que en la primera vuelta se registrase la más baja en los 45 años de historia de la República Islámica, reflejando el descontento de la población con el sistema político.
Pezeshkian, cirujano cardíaco y exministro de Sanidad de 69 años, y Jalili, exnegociador nuclear de 58 años, compiten por suceder al fallecido presidente Ebrahim Raisí, con visiones opuestas del país.
El médico busca un acercamiento a Occidente y ha criticado el uso del velo, mientras que el diplomático apuesta por profundizar los lazos con Rusia y China y ha defendido la obligatoriedad del hiyab.
Encuestas favorecen al reformista
Las encuestas colocan a Pezeshkian ligeramente por delante de Jalili, a quien ya se impuso en la primera vuelta. En el mausoleo Imamzadeh Saleh del norte de Teherán se mezclan los fieles que rezan con los votantes, cuyo número parece ligeramente superior a los de hace una semana.
“En la primera vuelta no voté, pero ahora voy a votar a Pezeshkian. Creo que es un hombre honesto”, explica Jamal, director de una fábrica de muebles de 52 años.
Sara, de 49 años, tampoco votó en la primera vuelta y ahora lo hará por el cardiólogo por miedo a las políticas de los ultraconservadores.
“Hemos votado porque no había otra. Hay que evitar que alguien como Jalili llegue a la presidencia. Si Jalili llega a presidente el país podría entrar en guerra, especialmente con Israel, la moneda se devaluará aun más y se dispararán los precios y la inflación”, dijo Sara.
Las horas de apertura de los colegios electorales ya había sido ampliada debido al alto número de personas que acude a las urnas. Las autoridades suelen extender el periodo de votación hasta la medianoche en las jornadas electorales en el país, donde hoy están llamados 61 millones de personas a las urnas.
A media mañana la Comisión Electoral informó que había subido la participación y las encuestas auguran un número ligeramente mayor que 39,9% anterior.
Ese dato muestra el escepticismo y la apatía que reina entre el electorado en medio de una economía lastrada por una inflación de 40%, un devaluado rial y 20% de desempleo joven.
A ello se suma el desencanto de muchos iraníes, especialmente jóvenes, con la República Islámica ante la falta de las libertades sociales.
EFE
Con información de efectococuyo.com