La periodista Clarissa Ward de CNN ingresó a la sede del cuartel general de inteligencia de la Fuerza Aérea siria en Damasco, donde se encontró con un hombre que afirmaba ser un prisionero que no había visto la luz del sol en tres meses. Sin embargo, poco después se descubrió que el hombre en realidad era un agente de inteligencia del depuesto régimen sirio, Salama Mohammad Salama, y no un ciudadano común encarcelado como había afirmado.
Las imágenes compartidas en las redes sociales se volvieron virales, llevando a cientos de residentes locales a identificar al hombre como un exagente de inteligencia. Según denuncias de activistas y opositores sirios, Salama participó en detenciones arbitrarias, torturas y extorsiones antes de su supuesto encarcelamiento.
Tras el encuentro, la CNN emitió una declaración reconociendo que el prisionero pudo haber proporcionado información engañosa sobre su identidad. La cadena defendió la veracidad de los eventos captados en su cobertura pero afirmó estar revisando los procesos utilizados en la realización del reportaje.
El hombre fue entregado a la Media Luna Roja Siria por los guardias rebeldes sirios y posteriormente devuelto a sus familiares en Damasco. Verify-Sy, un sitio web sirio de verificación de datos, identificó a Salama como el hombre encontrado por la CNN, explicando que estuvo encarcelado por menos de un mes debido a una disputa con un oficial de mayor rango.
Esta situación resalta los desafíos de reportar en contextos de guerra, donde las líneas entre víctimas y victimarios pueden ser difusas. También destaca la importancia de verificar exhaustivamente las historias antes de difundirlas en medios de comunicación.
La periodista de la CNN reflexionó sobre la dificultad de verificar información en tiempo real en entornos caóticos como zonas de conflicto, subrayando la necesidad de transparencia en el proceso de reportar noticias.