El enviado especial del presidente de Estados Unidos, Richard Grenell, anunció en una entrevista su intención de regresar a Venezuela para liberar a seis ciudadanos estadounidenses que aún se encuentran detenidos en cárceles del país sudamericano.
Grenell expresó su compromiso al afirmar que «quedan al menos 6 estadounidenses detenidos. Estamos trabajando en eso y definitivamente volveremos a ir. Parte de nuestro trabajo es presionar para que muestren pruebas, ya que estos individuos no representan una amenaza terrorista y no intentaron atentar contra la vida del presidente y la vicepresidenta de Venezuela».
El pasado viernes 31 de enero, Grenell visitó Caracas y se reunió con Nicolás Maduro en el Palacio de Miraflores para abordar varios temas. A pesar de que Estados Unidos no reconoce a Maduro como el legítimo presidente de Venezuela y no mantiene relaciones diplomáticas con el país desde 2019, la reunión fue un paso importante en la liberación de los ciudadanos estadounidenses.
Tras el encuentro, Grenell regresó a Estados Unidos con seis ciudadanos estadounidenses que estaban detenidos en Venezuela. El presidente Trump anunció que Maduro aceptó costear y recibir los vuelos de deportación de aquellos connacionales que no tenían estatus migratorio legal en Estados Unidos.
El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, reiteró desde El Salvador que la visita de Grenell no implica un reconocimiento a Maduro por parte de Estados Unidos. Rubio también señaló que Estados Unidos tiene opciones para infligir daño al régimen de Maduro, lo que podría ejercer presión sobre el gobierno venezolano.
Este acercamiento entre Estados Unidos y Venezuela se produce después de intercambios entre la administración de Joe Biden y el gobierno de Maduro, que resultaron en la liberación de prisioneros de ambas naciones. Grenell reveló en una entrevista que esperan liberar a otros dos ciudadanos estadounidenses, pero estos no se sumaron a la lista por temor a que Venezuela no les permitiera regresar a su país.