Con frecuencia, escuchamos que el dinero ya no rinde como solía debido a eventos masivos e inesperados que escapan al control de las personas comunes, como la guerra en Ucrania, la pandemia de COVID-19 y el Brexit, por nombrar solo algunos.
Sin embargo, una vez que estas grandes perturbaciones han sacudido el orden global, es fundamental entender cómo sus efectos se propagan a lo largo de la sociedad.
En realidad, cada uno de nosotros, en una escala reducida pero significativa, desempeña un papel en esta situación.
No debemos confundir este análisis con un intento de culpar a las personas o sugerir que debemos hacer más para respaldar la economía.
Más bien, se trata de analizar cómo los pequeños cambios en el comportamiento del consumidor, como respuesta a la crisis del costo de vida, pueden tener un impacto profundo en la economía en su conjunto.
Imagina, por un momento, que consideras pedir un aumento de sueldo a tu jefe. Supongamos que trabajas en un cine y deseas un aumento para hacer frente al incremento en los precios de los alimentos y la gasolina.
Esto parece una solicitud razonable, especialmente en el contexto actual, pero tu jefe la rechaza.
Él te explica que el negocio está en crisis porque cada vez más personas optan por quedarse en casa, ya que simplemente tienen menos dinero para gastar en actividades de ocio, como ir al cine un domingo por la tarde.
Tu jefe argumenta que no puede permitirse aumentarte el sueldo hasta que el negocio se recupere.
Sin embargo, es poco probable que el negocio se recupere a menos que la gente tenga más dinero para gastar.
Además, muchas personas están optando por suscribirse a plataformas de streaming, lo que agrava aún más la situación y todo se convierte de a poco en círculo vicioso.
Por otro lado, cada vez destinamos menos dinero a comer fuera de casa. Esto puede parecer una elección prudente dado el presupuesto familiar limitado y los salarios que no aumentan en términos reales.
No obstante, esta tendencia afecta negativamente a cafés, bares y restaurantes, que aún deben pagar a su personal y enfrentar sus propios gastos en constante aumento.
Optar por preparar nuestra comidao disfrutar de un picnic en lugar de ir a tu cafetería favorita puede parecer una medida inteligente a corto plazo, ya que ahorra dinero.
Pero, ¿cuál es el impacto en la economía en general? Si más personas adoptan esta práctica, habrá menos trabajo en el sector de la comida y la hostelería, lo que se traduce en menos ingresos para quienes dependen de estos empleos para subsistir.
Durante la crisis del costo de vida, es cada vez más común pasar los fines de semana cerca de casa en lugar de realizar costosos viajes al extranjero.
Esto es comprensible, ya que las familias intentan conservar su dinero para cubrir gastos urgentes. Sin embargo, esta tendencia afecta negativamente al sector turístico.
No se trata solo de que una industria gane menos dinero; se trata de cómo los cambios en el gasto de los consumidores se traducen en menos empleo y salarios más bajos para quienes trabajan en ese sector.
En este contexto, muchas personas están recurriendo a formas más asequibles y rentables de disfrutar de su tiempo libre.
Plataformas como YouTube son una alternativa gratuita a servicios de streamingde pago como Netflix o Amazon.
Los picnics en el parque se han vuelto una opción más económica que las comidas en lujosos restaurantes.
Además, los juegos de casino gratuitos y el bingo en líneaestán ganando popularidad como formas de entretenimiento en lugar de apostar dinero real.
Aunque estas elecciones ayudan a administrar mejor el presupuesto semanal, su impacto en la economía es mucho más amplio y duradero.
Sin embargo, no debemos caer en el pesimismo. Los patrones económicos son cíclicos, y la historia nos ha enseñado que la recuperación es inevitable.
Lo más importante es ser pacientes, prudentes y solidarios, ya que todos podemos contribuir a superar esta crisis económica juntos.
La empatía y la comprensión son clave para apoyarnos mutuamente en tiempos difíciles.