El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, abrió este martes los debates de la Asamblea General de la ONU con un mensaje contundente contra el hambre, la pobreza y las desigualdades en el mundo.
“Lula declaró que el hambre debe ser un tema central y citó que 735 millones de personas irán a dormir sin saber si comerán mañana en un mundo cada vez más desigual. Además, resaltó que el destino de cada niño que nace en este planeta parece estar determinado por el lugar de nacimiento y su clase social.
Lula afirmó que las desigualdades deben provocar indignación y que, con la fuerza de ese sentimiento, se debe construir un mundo más justo, solidario y fraterno. También mencionó que es necesario vencer la resignación que acepta la injusticia como algo natural y que falta voluntad política en aquellos que gobiernan el mundo para solucionar estos problemas.
En su condición de presidente de Brasil, Lula pronunció el primer discurso de la Asamblea General de la ONU, como es tradición. Lamentó que nuevamente tuviera que mencionar el hambre y las desigualdades como grandes amenazas para la humanidad, al igual que lo hizo en 2003. Además, agregó que ahora, veinte años después, se suman las consecuencias del calentamiento global, que afecta principalmente a los países más pobres. Sin embargo, expresó su esperanza en que la comunidad internacional corrija el rumbo y centre su agenda global en combatir todas las desigualdades.
Por otro lado, Lula criticó la guerra en Ucrania y afirmó que es una prueba de la incapacidad de la ONU y la comunidad internacional, que apuestan más por las armas que por la paz. Destacó que no habrá prosperidad sin paz y que los conflictos armados son una afrenta a la humanidad. Insistió en la necesidad de llevar a Rusia y Ucrania a una mesa de negociaciones y mencionó los conflictos persistentes en Oriente Medio, África y otras regiones del mundo.
Lula denunció la incapacidad colectiva de hacer valer los principios de la ONU y llamó a entender que ninguna solución será duradera sin diálogo. Criticó que las naciones más ricas invierten más en armas que en desarrollo y condenó las sanciones unilaterales, que solo causan perjuicios a los países afectados. También se pronunció en contra de cualquier intento de reeditar la Guerra Fría y condenó que los países del Consejo de Seguridad de la ONU declaren guerras y las promuevan en el mundo.