En medio de un flujo migratorio sin precedentes, un grupo de personas en situación de movilidad se encuentran varados en Ciudad Juárez, en el estado mexicano de Chihuahua, durante la Navidad. Estas personas se encuentran en albergues, esperando la oportunidad de entrar a Estados Unidos y lograr el sueño americano.
Una de estas personas es Yesenia Roa Romero, una migrante venezolana que se aloja en el albergue El Buen Samaritano. Ella cuenta que recibió un gran regalo de Navidad por adelantado, ya que el 7 de este mes recibió su cita con el sistema migratorio de Estados Unidos para el próximo 27 de diciembre. Sin embargo, pasará Navidad lejos de su familia, al igual que otros migrantes en la misma situación. Yesenia encuentra consuelo en su fe y en la comunidad del albergue, donde considera que todos son una familia.
Durante esta época festiva, los migrantes extrañan las tradicionales hallacas y el pan de jamón, así como las reuniones familiares en casa de la abuela. El pastor Juan Fierro, director del albergue, menciona que este año ha habido menos migrantes que en años anteriores durante estas fechas. El albergue ha preparado regalos para niños y adultos, comida china y tamales para celebrar la Navidad. Al final de la cena, se proyectará una película. El pastor pide a Dios que tenga misericordia de los migrantes que no se encuentran en los albergues y que los ayude en su proceso migratorio.
Según el pastor, los albergues están ocupados entre un 40% y un 50%, ya que los migrantes que llegan se dirigen directamente desde el tren hasta la frontera entre Juárez y El Paso. Esta migración sin precedentes ha llevado a más de 100,000 migrantes a pasar por Ciudad Juárez este año, procedentes de países como Venezuela, Colombia, Ecuador, Honduras, Guatemala e incluso países africanos.
Leticia Villalobos, una migrante mexicana de Michoacán, también pasará la Navidad en el albergue El Buen Samaritano. Aunque estará lejos de su familia, tanto ella como los demás migrantes en el albergue recibieron algunos regalos para aliviar la tristeza de no poder estar con sus seres queridos como en años anteriores. A pesar de las diferentes nacionalidades y creencias, en el albergue se consideran una familia.
El pastor Juan Fierro destaca el anhelo y el deseo de los migrantes de estar con sus seres queridos y espera que confíen en el señor Jesús para que en su momento puedan reunirse nuevamente. Durante las fiestas, los migrantes tienen la oportunidad de comunicarse con sus familias a través de videollamadas, lo que les permite estar juntos, aunque sea por momentos.
En conclusión, en medio de un flujo migratorio sin precedentes, los migrantes en Ciudad Juárez pasan la Navidad en albergues, esperando la oportunidad de ingresar a Estados Unidos. A pesar de estar lejos de sus seres queridos, encuentran consuelo en su fe y en la comunidad del albergue. Los albergues se esfuerzan por hacer de la Navidad una experiencia agradable, con regalos y comidas especiales. Aunque la separación es difícil, los migrantes confían en que eventualmente podrán reunirse con sus seres queridos.
Con información de Efecto Cocuyo