La expectativa por la reunión entre los presidentes de Colombia, Gustavo Petro, de Brasil, Lula Da Silva y de México, Andrés Manuel López Obrador, con Nicolás Maduro sigue en suspenso. La Cancillería colombiana había anunciado el encuentro virtual para esta semana, pero este jueves indicó que será reprogramado por “conflictos de agenda” de Miraflores.
Los tres países mantienen su postura de no reconocimiento de la reelección del gobernante venezolano hasta que no haya una verificación imparcial de los resultados electorales.
México no ha querido ser tan frontal con respecto a la situación venezolana, pero Colombia y Brasil han ido más allá y recientemente emitieron un comunicado, expresando preocupación por la orden de arresto contra el opositor Edmundo González Urrutia.
Se espera que la mediación de los todavía considerados aliados ideológicos de Maduro prospere, pese al atrincheramiento del chavismo para preservar el poder. Analistas consultados por Efecto Cocuyo creen que los esfuerzos, principalmente de Petro y Lula, para que haya una salida a la nueva etapa de la crisis política venezolana continuarán, hasta que llegue el momento de mayores definiciones, en el caso, por ejemplo, de que Maduro imponga un nuevo gobierno a partir del 10 de enero de 2025 sin llegar a demostrar el triunfo atribuido por el Consejo Nacional Electoral (CNE).
México se despega
“Brasil, Colombia y México se han alineado por una solución pacífica y negociada a la situación en Venezuela, pero con el pasar de los días y ante la negativa de que se verifiquen los resultados electorales, el tema va perdiendo peso en las agendas por las realidades internas de cada país. López Obrador va de salida y no lo veo en plan de avanzar con el tema. Lula enfrenta dificultades internas más una crisis de liderazgo en la región y Petro tiene conflictos profundos con una aprobación popular de 29% según las últimas encuestas”, señaló el politólogo colombiano, Rubén Erazo.
El presidente del Colegio de Internacionalistas de Venezuela, Juan Francisco Contreras, coincide en que, a juzgar por las últimas declaraciones de AMLO, de continuar los intentos de mediación, los esfuerzos se concentrarán en Petro y Lula en su preocupación por una nueva ola migratoria hacia sus países.
El 3 de septiembre, AMLO declaró desconocer que estaba prevista la reunión y antes, frente la sentencia del Poder Judicial a favor de la reelección de Maduro, dijo que prefería esperar la publicación de los resultados electorales para fijar posición sobre si reconoce o no al gobernante venezolano.
El CNE sigue sin publicar los resultados electorales en Gaceta, debió hacerlo el 29 de agosto y sin dar a conocer las actas de votación mesa por mesa. El llamado de los tres países, más Chile, Uruguay, Perú, Estados Unidos, entre otros y la Unión Europea es que se den a conocer las cifras detalladas y que puedan ser sometidas a una verificación imparcial para determinar quién ganó las elecciones del 28 de julio.
“Se trata de la credibilidad de los resultados electorales y que se satisfagan las preguntas para que haya una legitimidad y reconocimiento de un presidente electo. Si el gobierno de Maduro sostiene que ganó debe ser el primer interesado en mostrar las pruebas y despejar las dudas”, apuntó Contreras.
¿Funcionará la mediación?
Este 5 de septiembre, el canciller de Colombia, Luis Gilberto Murillo, aseguró que se comunicó con su homólogo venezolano, Yván Gil, quien a su vez le habría manifestado que había disposición para asistir a la reunión.
La noche antes el ministro de Relaciones Interiores de Maduro, Diosdado Cabello, señaló a Murillo de trabajar para Estados Unidos y le recriminó el querer inmiscuirse en asuntos internos.
“Nadie sabe cuál será el final de esta situación, pero no veo un proceso exitoso con una solución pronta, ojalá lo fuera. Mientras otros países como Chile son más críticos, la posición de Colombia ha sido más bien blanda, no ha sido tan tajante a la hora de oponerse a Maduro contra las violaciones de derechos humanos, sino que mantiene un tono tenue y bajo, lo que denota la posición ideológica de Petro, aliado histórico de Hugo Chávez, aunque sí hay preocupación por la nueva oleada de entre un millón y millón y medio de venezolanos que se calcula podrían venir a Colombia”, señaló Erazo.
Nuevas conversaciones con el gobierno de Maduro tienen como antecedente negativo, pasadas mesas de conversaciones, cuyos acuerdos como el de Barbados suscrito en 2023, con la mediación de Noruega, no fueron cumplidos o fueron atendidos parcialmente por Miraflores, tal como lo ha denunciado la oposición. Mientras tanto, Estados Unidos ha mantenido conversaciones directas con Miraflores, traducidas en pequeñas concesiones de Maduro a cambio del otorgamiento de licencias por parte del Tesoro estadounidense para el área petrolera.
Llegado el 10 de enero de 2025, cuando el presidente electo en Venezuela debe tomar posesión para el período 2025-2031, Erazo cree que la definición de Colombia sobre reconocer un nuevo mandato de Maduro dependerá de la alineación que mantenga, especialmente con Brasil, sin descartar por completo a México. También recordó que en Estados Unidos habrá elecciones en noviembre y se espera un endurecimiento con respecto a Venezuela.
“Esos países empujarán posición de Colombia. Petro ha sido complaciente con Maduro, pero está por verse si cambiará, pero depende de las posiciones que adopten Brasil y Estados Unidos”, añadió el también experto en Gobernabilidad Democrática
Ampliar la mesa
Para Contreras sería ideal que la mediación incluyera a más países de América Latina como Panamá y Perú, más otros receptores de la migración venezolana para que tuviera un mayor alcance, pero el rápido reconocimiento al menos de esos dos países a Edmundo González Urrutia como presidente electo el 28 de julio, lo que provocó la expulsión de las misiones diplomáticas de Venezuela, los excluye como interlocutores desde la óptica de Miraflores.
“Procesos previos de negociaciones no dieron mayores resultados y repito, el primer interesado en mostrar resultados electorales y pruebas debe ser el gobierno si quiere reconocimiento nacional e internacional. Persiste la espera porque se pueda lograr algo y la incertidumbre por las distintas posiciones que asumirán los países a partir de enero”, dijo Contreras.
Recientemente, EE. UU informó que prepara una lista de 60 funcionarios venezolanos a sancionar por participar en el desconocimiento de la voluntad popular a favor de Edmundo González, quien según 83% de las actas de votación de los testigos electorales de los partidos, publicadas por la oposición, derrotó a Maduro con 67% de los votos.
“En coordinación con nuestros socios estamos considerando una variedad de opciones para demostrarle al señor Maduro y a sus representantes que sus acciones en Venezuela tendrán consecuencias”, apuntó este martes 3 de septiembre, en una conversación con medios, el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, luego de conocerse la orden de arresto contra Edmundo González.
La UE en voz del alto representante para la Política Exterior, Josep Borrell, ha dicho que no ampliará las sanciones más allá de los 55 funcionarios venezolanos sobre los que pesa esta medida del bloque europeo, pero fue tajante en que ni ahora ni más adelante reconocerán a Maduro como presidente para un nuevo mandato en vista de que no se ha logrado una verificación imparcial de los resultados electorales.
“Hemos pedido las actas una y otra vez, pero, un mes después, no hay esperanza de que Maduro presente las actas, es muy tarde para eso”, dijo en rueda de prensa Borrell, quien agregó que “al no haber verificación, y tememos que nunca la habrá, no podemos aceptar la legitimidad de Maduro como presidente electo”.
Mientras tanto, la líder opositora María Corina Machado insiste en pedir mayor presión internacional para que Maduro permita una transición pacífica en Venezuela y negocie su salida del poder. La exdiputada nacional insiste en que la lucha porque se reconozca el triunfo de González Urrutia seguirá “hasta el final”.
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