Colombia y México han confirmado su asistencia a la toma de posesión de Nicolás Maduro como presidente de Venezuela el 10 de enero. Sin embargo, en lugar de enviar a sus mandatarios, ambos países han decidido enviar a sus embajadores como representantes. Esta decisión ha sido interpretada como una estrategia de “semireconocimiento” por parte de analistas en Caracas, dejando a Estados Unidos como el principal actor en el tema venezolano.
Brasil también podría sumarse a esta estrategia, lo que algunos consideran como un “fracaso diplomático” en la gestión de la crisis venezolana. Los esfuerzos de Colombia y Brasil previos a las elecciones presidenciales del 28 de julio se centraron en garantizar la transparencia de los comicios, pero Maduro no presentó las actas de votación para validar su victoria, a diferencia del opositor Edmundo González. A pesar de esto, Colombia prefiere mantener relaciones con Venezuela en lugar de romperlas por completo.
La decisión de enviar embajadores en lugar de representantes de alto nivel a la toma de posesión de Maduro ha sido criticada por algunos analistas, que consideran que Petro y Sheinbaum, al evitar una foto directa con Maduro, están siendo cómplices pasivos de su régimen. Por otro lado, expertos ven a Estados Unidos como el principal actor en la presión internacional contra Maduro, especialmente con la llegada de Donald Trump al poder el 20 de enero.
En cuanto a la política de Trump hacia Venezuela, hay incertidumbre sobre si seguirá una línea dura como en 2019. A pesar de las designaciones de funcionarios anticomunistas y críticos de Maduro en su equipo, algunos analistas consideran que es posible que Trump no dedique tanto esfuerzo a la situación venezolana como en el pasado. Sin embargo, se especula que podrían revocarse licencias petroleras a Caracas como medida económica.
En medio de estas incertidumbres, el chavismo aún no ha dado detalles sobre quiénes asistirán a la toma de posesión de Maduro ni sobre la postura de sus vecinos. A diferencia del pasado, han evitado hacer críticas abiertas a Trump, lo que podría indicar un intento de establecer una relación más favorable con su gobierno. Con la llegada de Trump al poder, se espera que las discusiones sobre el futuro de Venezuela se centren en las relaciones entre Washington y Caracas.