El presidente colombiano, Gustavo Petro, ha calificado la situación en la región del Catatumbo, en el departamento de Norte de Santander, como un «fracaso de la nación». Esta región ha sido escenario de intensos enfrentamientos entre miembros del ELN y el frente 33, una disidencia de las extintas FARC.
Los combates en el Catatumbo han cobrado la vida de al menos 80 personas, incluidos seis excombatientes firmantes de los Acuerdos de Paz, y han desplazado a unas 30,000 personas. El Gobierno venezolano ha ofrecido asistencia a los desplazados, destacando su compromiso de colaborar con Colombia para mitigar la crisis.
El presidente Maduro anunció el despliegue de más de 600 tropas militares en la frontera con Colombia como parte de la operación ‘Escudo Bolivariano’. Esta acción se suma a la presencia de Diosdado Cabello en la zona, supervisando las operaciones humanitarias.
El ELN, fundado en 1968, ha establecido una presencia en la región fronteriza con Venezuela desde los años 80. Con la salida de los paramilitares, el ELN intensificó su presencia en el norte de Colombia, encontrando afinidad ideológica en Venezuela.
Analistas señalan que el ELN ha encontrado en Venezuela un santuario estratégico para controlar territorios y actividades ilegales. A pesar de los reclamos de alianzas entre el ELN y Venezuela, algunos consideran que es una teoría descabellada.
Venezuela busca maximizar sus ganancias en la frontera con Colombia a través de la asistencia humanitaria y ejercicios militares, mientras Maduro se prepara para la investidura de Donald Trump en Estados Unidos. Las tensiones geopolíticas y la intransigencia negociadora del ELN han desencadenado una escalada de violencia en la región del Catatumbo.