El exsenador demócrata de origen cubano, Bob Menéndez, una figura política influyente en Washington, ha sido condenado a 11 años de prisión por corrupción, fraude y trabajar como agente para el gobierno de Egipto. La sentencia se dio luego de que fuera hallado culpable por un jurado en julio de 16 cargos que incluyen soborno, fraude, extorsión y obstrucción a la justicia.
El juez Sidney Stein, al anunciar la sentencia, expresó que Menéndez había perdido el rumbo al convertir su labor pública en beneficio personal. La fiscalía había solicitado al menos 15 años de prisión para el exsenador, quien renunció a la presidencia de la Comisión de Relaciones Exteriores tras estallar el escándalo en octubre de 2023.
Conocido como ‘Bob el de los lingotes’, Menéndez fue encontrado con grandes sumas de dinero en efectivo, lingotes de oro y un lujoso automóvil durante un allanamiento en su residencia. A pesar de la condena, el exsenador anunció que apelará la sentencia y se declaró inocente, atribuyendo su situación a una «caza de brujas política».
Menéndez, hijo de cubanos exiliados en la década de 1950, utilizó su influencia para favorecer a empresarios a cambio de sobornos. Tanto su esposa como otros implicados en la trama corrupta también enfrentarán cargos ante la justicia. Excluido de las filas demócratas, el político renunció a su escaño en el Senado y desistió de presentarse como independiente en las elecciones.
Durante su carrera política, Menéndez se destacó por su postura en temas como la normalización de relaciones con Cuba, Venezuela, China e Israel. Su condena representa un golpe significativo para la política estadounidense y la lucha contra la corrupción en el ámbito público.
En un contexto de incertidumbre política y judicial, la apelación de Menéndez y las consecuencias de su condena generarán un impacto en el panorama político nacional. La petición de clemencia del exsenador y su continuo rechazo de los cargos reflejan la complejidad de un caso que ha sacudido los cimientos de la política en Estados Unidos.