Negocios, pequeñas empresas, emprendimientos que surgieron con la dolarización están cerrando, ante la falta de apoyo y estímulos como los créditos
Cuando la economía de Venezuela mostraba signos tentativos de recuperación en 2020, Enrique Perrella pensó que era hora de abrir una cafetería en el este de Caracas que sirviera café, postres y desayunos.
Pero en enero de este año, ante el aumento de los alquileres, el aumento de los impuestos y las restricciones financieras, lo cerró.
“El boom ha terminado”, afirmó Perrella. “No hay protección para la inversión”, remató, en referencia a lo que significó para Venezuela el proceso de dolarización que comenzó en el 2019 y que parece haber llegado a su fin.
Después de una breve recuperación gracias a la dolarización de facto, la economía de Venezuela está nuevamente siendo víctima de una alta inflación, salarios rezagados y disminuciones en las compras y la producción de bienes, dicen empresarios y analistas citados por la agencia Reuters.
Desde el 2019, la administración de Nicolás Maduro fue relajando los controles cambiarios, permitiendo más transacciones en dólares a pesar de las sanciones estadounidenses.
La medida condujo a una ligera recuperación en 2021 y 2022 después de ocho años de colapso económico y la migración de unos 7,3 millones de venezolanos.
Maduro elogió el crecimiento económico de 15% el año pasado y dijo en agosto que la expansión continuaba.
Insuficiente sin estímulos
Pero comerciantes y analistas dijeron que el impulso de la dolarización ha resultado insuficiente ante un crédito limitado, una depreciación de la moneda local, impuestos más altos, un gasto público limitado en medio de menores ingresos petroleros y un aumento en las facturas de servicios públicos.
La actividad económica disminuyó 7% en el primer semestre de 2023 respecto al mismo periodo del año anterior, según el Observatorio Venezolano de Finanzas, mientras que la inflación alcanzó 398% interanual en julio, según el Banco Central.
El mes pasado, Yaner Fung cerró el pequeño supermercado que había tenido en el oeste de Barquisimeto durante 15 años.
“Tuve que cerrar porque en los últimos dos meses las ventas estaban cayendo por menor poder adquisitivo… y más que nada por aumentos de impuestos y servicios públicos”, dijo.
Fung ahora trabaja para una empresa similar. “Pasé de propietario a empleado”, lamentó.
Sin capacidad de compra
Otras empresas que han sobrevivido dijeron que estaban recortando precios, salarios y márgenes de beneficio para mantenerse a flote.
“Para mantener las operaciones tuvimos que recortar salarios y trabajar menos días a la semana”, dijo el propietario de una pequeña fábrica de alimentos en la ciudad industrial de Valencia, que pidió no ser identificado. “No hay capacidad de compra”.
La producción industrial cayó 7,6% en el primer semestre del año, en comparación con el mismo período de 2022, según Conindustria.
Mientras que las ventas comerciales cayeron 9% en el mismo período, señaló la firma analista local Ecoanalitica.
“En el primer semestre de 2022 vimos un crecimiento facilitado por una disminución de los controles y un mayor uso del dólar, pero luego eso se desaceleró”, dijo Jesús Palacios de Ecoanalítica. “Los problemas económicos estructurales como la escasez de crédito, la ausencia de recuperación de los servicios públicos, entre otros, no fueron resueltos”.
Los minoristas de la capital, Caracas, están ofreciendo descuentos para aumentar la clientela, pero los comerciantes dijeron que muchas personas todavía no pueden permitirse el lujo de comprar debido a los bajos salarios.
“Hace años me sentía millonaria, hoy mi salario no me alcanza”, dijo Migdalia Uviedo, de 58 años, maestra jubilada que ahora trabaja como tutora y costurera. “Para sobrevivir busco comida más barata”.
La pensión de Uviedo equivale a 9 dólares mensuales. Con su otro trabajo, gana un total de unos 20 dólares.
Una docena de huevos cuesta unos 4 dólares, mientras que un kilo de pollo cuesta 3 dólares y un litro de leche 1,80 dólares.
Más de la mitad de los venezolanos gana menos de 100 dólares al mes, dice Ecoanalítica, e incluso aquellas familias que reciben algunos ingresos en dólares pueden tener dificultades para costear alimentos y medicinas.
Restaurantes, cafés y panaderías como la de Perrella florecieron con la dolarización.
Pero ya han cerrado 25 en Caracas este año, dijo Iván Puerta, presidente de la Cámara de Restaurantes.
Los que quedan han realizado grandes descuentos para atraer clientes, y los almuerzos que costaban 20 dólares a principios de 2023 ahora cuestan 10 dólares. Pero las ventas han bajado, dijeron los dueños de restaurantes, mientras que los costos de los insumos se han cuadriplicado en el último año.
“Tenemos que seguir reinventándonos”, dijo Giulio Gallucci, socio de un restaurante mexicano.