El nuevo presidente electo de Panamá, José Raúl Mulino, ha prometido cerrar la peligrosa selva del Darién que conecta al país con Colombia y que es utilizada por migrantes de diversas nacionalidades, incluyendo venezolanos, como ruta para llegar a México y posteriormente intentar ingresar a Estados Unidos.
En su cierre de campaña previo a las elecciones del 4 de mayo, Mulino expresó: “Haré el esfuerzo por poner fin a esta crisis migratoria en nuestro territorio, respetando los derechos humanos y con la participación internacional sincera”.
Este plan, que busca la cooperación de Colombia, ha sido cuestionado por expertos debido a la extensión de la selva, que abarca 17,014 kilómetros cuadrados y ha sido atravesada por más de 100,000 migrantes en lo que va de 2024.
Organizaciones como Naciones Unidas y Médicos Sin Fronteras han registrado la presencia de cientos de miles de migrantes, principalmente venezolanos y haitianos, que cruzan la selva enfrentando peligros como asesinatos, robos y violencia sexual durante un viaje que puede durar hasta diez días en épocas de lluvia.
Cerrar el Darién, un desafío complicado
El presidente del Observatorio de la Diáspora Venezolana, Tomás Páez, considera que cerrar la selva del Darién es una propuesta interesante pero poco viable a corto plazo debido a la complejidad del flujo migratorio y del tráfico de drogas que ocurre en la zona.
Expertos en migración señalan que a lo largo de la historia, la construcción de barreras físicas no ha detenido por completo el desplazamiento de personas en busca de mejores oportunidades, citando ejemplos como el Muro de Berlín y la valla que separa Marruecos de España.
Mulino, quien fue ministro de Seguridad bajo la presidencia de Ricardo Martinelli, destaca su experiencia en temas de seguridad y migración, lo que podría ser un punto a favor en su intento por cerrar el Darién con la colaboración de Colombia y Estados Unidos.
Normalización de relaciones diplomáticas
Según datos de Movilidad Venezuela de la UCAB, hasta agosto de 2023 había 58,158 migrantes y refugiados venezolanos en Panamá, con 108,000 con estancia regular en el país.
El internacionalista Iván Rojas espera que las relaciones diplomáticas entre Venezuela y el nuevo gobierno panameño se mantengan en un tono de normalidad, considerando la posición política del país centroamericano y su relación con figuras como el expresidente Martinelli, actualmente refugiado en la Embajada de Nicaragua.
A pesar de la postura diplomática de Panamá hacia Venezuela en el pasado, se espera que las tensiones se mantengan bajo control, enfocándose en garantizar la estabilidad y seguridad en la región.