Chispeante, entretenida, refrescante, saturada de chistes y espíritu animado, el regreso de las “Tortugas Ninja” es más que cowabunga y nostalgia. La película, que revive al grupo de héroes que fueron la delicia de niños y adolescentes a finales de los 80, da un salto en el tiempo para conectarse nuevamente con las audiencias.
Por un lado, con los Millennials (1981-1993) y la Generación Z (1994-2010) -que siguieron la serie animada cada tarde- y, por otro, con la Generación Alfa (2010 en adelante) que creció en un entorno digital. En esto último tiene mucho, ya que estas nuevas tortugas son adictas a sus teléfonos celulares, videojuegos y redes sociales. Sin mencionar el estilo de animación de última generación que combina trazos tradicionales con técnicas innovadoras.
Con gran parte de su esencia, las Tortugas Ninja mantienen su espíritu de equipo, al igual que la inocencia representada en los personajes antiguos. El avance del tiempo las trae de vuelta en una animación pulida. La cual, hay que decirlo, se reinventa y supera en trazos, colores y técnicas, dando como resultado una increíble producción.
“Caos mutante”, como se titula este episodio que podría suponer el reinicio de la franquicia si tiene éxito en taquilla, muestra su primer encuentro con el crimen organizado. También revela su nacimiento y adolescencia, otorgando un plus a la trama que viaja en el tiempo para mostrar las primeras batallas físicas y emocionales de estas tortugas enmascaradas.
No tiene pérdida
Con un guion inteligente, la trama se fortalece en giros interesantes en los que el bien y el mal se desdibujan por completo. De esta manera, el espectador de alguna manera siente empatía incluso por otros mutantes. Específicamente por aquellos que dudan constantemente si lo que hacen es lo correcto o no. Este aspecto también hace que el ritmo de la historia invite al espectador a cuestionarse todo. Se ponen sobre la mesa temas como la familia, el amor al prójimo y el respeto, pero también la superficialidad, el bullying y el maltrato animal.
Asimismo, la imagen paternal de Splinter, que tiene tanto de bondadoso como de obstinado, pero que en el fondo tiene un corazón noble, ofrece drama y humor en partes iguales. Su aventura personal, miedos y sobre todo dudas de ser un buen padre de adolescentes conecta de manera mágica con los adultos. Al igual que su pasión por las artes marciales y su actitud sobreprotectora. Esta película es capaz de mostrarlo como un maestro del combate, pero, sobre todo, como un padre que defiende a sus hijos. Por supuesto, no podrá escapar por completo de su pasado como una rata sucia de alcantarilla.
Por su parte, Leonardo, Donatello, Miguel Ángel y Rafael rescatan y enaltecen la personalidad de esas tortugas de la serie de televisión. Esto hace que los niños, adolescentes y hombres puedan identificarse con ellas por separado, ya que marcan muy bien sus diferencias. Se descubre así a la cerebrito, la que quiere ser líder, la que se toma todo a la ligera y la más deportiva. Por supuesto, detrás de todo esto se subraya un mensaje contundente: el deseo de los jóvenes de encajar y ser aceptados socialmente puede llevarlos a hacer locuras.
Guiños al pasado
En medio de batallas emocionantes, villanos caricaturizados, acción constante, desafíos, frustraciones adolescentes y sacudidas hormonales, también aparecen figuras del pasado. April O’Neil, por ejemplo, es una adolescente que intenta superar el bullying en la escuela. Le gusta la televisión, pero huye de la cámara después de un episodio que se volvió viral. Superará sus miedos para ayudar a las tortugas a salir a la luz en busca de aceptación.
Otros personajes como Bebop o Rocksteady también harán que los fanáticos más acérrimos se emocionen. Aunque estamos seguros de que será la escena después de los créditos la que despertará más emociones en los fans de toda la vida.