Las redes sociales tienen una influencia significativa en todas las actividades, y en muchos casos tienden a ser tóxicas y críticas, cayendo en malas intenciones. La hípica no escapa de estas influencias negativas.
Constantemente en Twitter podemos encontrar comentarios que acusan de arreglos en las carreras cuando un caballo gana, o afirman que lo “pararon” o “guisaron” cuando pierden. También se critica a los jinetes cuando no se les ve empeño en ganar. Estas opiniones se basan en rumores y supuestas informaciones.
Recientemente, el ataque se centró en Francisco Quevedo por su actuación en el Clásico “Guardia Nacional Bolivariana”, donde se detuvo completamente en la cabalgadura. Aunque esto no se ve bien, las autoridades deberían multarlo, como sucedió hace unas semanas con el venezolano Gregory Romero, quien perdió una carrera por desarmar a su caballo.
Es evidente que hay detalles que llaman la atención en las carreras, pero los usuarios de Twitter no deberían desahogarse de la manera en que lo hacen, siempre destacando lo negativo.