La actriz colombiana Natalia Ramírez, conocida por su papel de Marcela Valencia en la famosa telenovela ‘Yo soy Betty, la fea’, contó recientemente una experiencia traumática que tuvo hace varios años en Venezuela.
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En una entrevista con Caracol Televisión en el programa Se dice de mí, Ramírez describió uno de los días más angustiantes de su vida, durante el cual pensó que iba a morir a manos de criminales.
«Yo estaba grabando y cuando terminé ya íbamos para el aeropuerto, cuando de repente dos carros se nos acercan muy rápido, uno por delante y otro por detrás, Y nos hacen parar y bajarnos», dijo Natalia.
El incidente ocurrió en la autopista Caracas – La Guaira sentido hacía Maiquetía, donde varios hombres armados interceptaron el vehículo en el que viajaba Ramírez y le robaron sus pertenencias.
Uno de los criminales se sentó a su lado y le apuntó con un arma de fuego a la cabeza durante dos horas.
Ramírez recordó sentir la mano del hombre temblando con el revólver y pedirle que quitara el dedo del gatillo para que no se disparara por error.
Sin embargo, el hombre ignoró su petición y continuó apuntándole a la cabeza con el dedo en el gatillo.
Ramírez, al ver que la situación se tornaba peligrosa, accedió a entregar sus pertenencias. Los secuestradores la dejaron ir luego de unos minutos, pero la actriz quedó muy afectada por el hecho.
«Fue un momento muy angustiante. Pensé que iba a morir», dijo la actriz.
La pesadilla finalmente terminó un par de horas después cuando los delincuentes despojaron a Ramírez de todas sus pertenencias. La actriz ha decidido no volver a visitar Venezuela debido a esta experiencia traumática.
Agregó que decidió hablar de este hecho para concientizar a las personas sobre la importancia de tomar precauciones para evitar ser víctimas de un secuestro exprés:
«Fue un tipo de secuestro exprés, por suerte, pero sí tuve mucho susto. Me metieron a un carro y me pidieron las claves de las tarjetas y de todo, pero lo que me asustaba es que un hombre me había puesto una pistola en la cabeza y la mano le temblaba».
«Hay que tener mucho cuidado, no hay que confiar en nadie».
Con información de Vanguardia