Los seis ciudadanos venezolanos refugiados en la embajada argentina en Caracas siguen enfrentando dificultades para acceder a servicios básicos. Esta situación se desencadenó el sábado pasado, luego de una denuncia de un presunto plan conspirativo por parte del gobierno de Nicolás Maduro. En respuesta, funcionarios de los cuerpos de seguridad se desplegaron en las afueras de la delegación diplomática, algunos de ellos con capuchas.
En una primera instancia, se cortó el suministro eléctrico a los refugiados. La Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec) retiró los fusibles para dejar sin energía a los seis opositores. Posteriormente, trabajadores de la estatal Hidrocapital intervinieron para suspender el servicio de agua.
Uno de los refugiados, Pedro Urruchurtu, recordó el viernes pasado la situación: “29 de noviembre, 8:30AM: Se mantiene el asedio policial a las afueras de la residencia de la Embajada de Argentina en Caracas, custodiada por Brasil. Mañana (sábado) se cumplirá una semana continua de esto. También se mantienen el corte eléctrico (+80h) y restricciones de acceso de agua”. A pesar de las condenas de Argentina, Estados Unidos y los llamados de distintas organizaciones, la situación no ha mejorado.
Quiénes están en la embajada argentina
Desde el 20 de marzo pasado, Pedro Urruchurtu, Magalli Meda, Claudia Macero, Omar González Moreno, Humberto Villalobos y Fernando Martínez Mottola se encuentran refugiados en la embajada argentina en Caracas, luego de que la Fiscalía ordenara su captura. Esta situación se desencadenó tras las elecciones presidenciales del 28 de julio, cuando el gobierno de Maduro expulsó a los representantes diplomáticos argentinos y de otros países de América Latina que cuestionaron los resultados oficiales.
Desde entonces, se han presentado varios intentos de asedio por parte de las fuerzas de seguridad venezolanas, pero esta ha sido una de las más prolongadas. Brasil custodia la delegación diplomática en virtud de un acuerdo con Miraflores, aunque posteriormente esta medida fue revocada y se espera la intervención de un tercer país para asumir esa responsabilidad.